Wilmer Zumba convive con las críticas

Entrenamiento.    Wilmer Zumba se prepara en el Complejo de Samanes para  sus próximos rivales.

Entrenamiento. Wilmer Zumba se prepara en el Complejo de Samanes para sus próximos rivales.

Wilmer Zumba, simulando al Chavo del 8, dice con ironía “todo yo, todo yo”. Es una respuesta inconforme a las duras críticas y hasta insultos de la hinchada de su equipo, Emelec.

El arquero está divorciado con la afición azul desde la final del Campeonato 2011. El jugador Fidel Martínez, del Deportivo Quito, le marcó el gol que le costó la derrota al club eléctrico en el propio estadio Capwell.

Casi con lágrimas, recuerda ese día, que a la postre se convertiría en su karma con la hinchada. Desde entonces lo señalan como responsable de cada gol o derrota de Emelec, sea o no su culpa.

“Cuando empecé jugando acá fue muy duro y me tocó jugar la final y fallé, fue muy doloroso. Como jugador he venido creciendo. Pero, como justo todo pasó en ese partido, no me perdonan. Capaz si hubiera sido otro partido no habría afectado tanto, hasta lloré luego de esa derrota”, cuenta.

El 2011, Emelec perdió su segunda final a año seguido.

El arquero llegó a la titularidad del ‘Bombillo’ casi de rebote. Fue contratado como segundo arquero a inicio de la temporada. El club ya había perdido al emblemático Marcelo Elizaga, quien fichó por Deportivo Quito. Y el golero titular era Javier Klimowicz.

En julio del 2011, el argentino-ecuatoriano se lesionó de los meniscos y Zumba subió a la titularidad tapando el resto del año.

La fortuna le siguió sonriendo, porque pese a que en el 2012 contrataron a Esteban Dreer como dueño del arco azul, el argentino al igual que Klimowicz se lesionó en la mitad del año. Zumba otra vez volvió a la palestra.

Pero para el machaleño, las lesiones de sus compañeros no son un hecho afortunado. Al contrario, siente pena por lo sucedido.

En los entrenamientos evita preguntarles sobre cómo avanzan sus lesiones. “Capaz creen que es porque estoy pendiente de si van a recuperarse o no; el puesto del arquero es muy celoso”.

Pese a que se ha puesto en duda su capacidad, se muestra convencido de que merece estar en el arco azul. “Yo soy titular por mis condiciones, a mi nadie me ha regalado nada, es mi esfuerzo, pero la gente se preocupa más por mirar lo malo y no lo bueno”.

Zumba no visita ningún psicólogo, como los expertos aconsejan en estos momentos de estrés. Para contrarrestar la presión y las mofas que recibe, se encomienda a Dios. Antes de cada partido ora. No usa amuletos, solo rezar le motiva para entrar a la cancha.

Se compara con los caballos de carrera, esos que siempre miran adelante y no a los lados. “Siempre juego presionado no solo por el rival, sino también por mi hinchada, pero trato de relajarme”.

En cada partido en la red Twitter aparece la etiqueta #Zumbanaki (en relación a la maldición Makanaki en Barcelona). Se publican críticas, le dicen “el salado” y se ponen fotos como burla.

Efrén Mera, Gabriel Achillier y Óscar Bagüí (compañero de concentración) son con los que más se lleva. Pero sus mejores amigos en el fútbol son “los tres palos”.

Intenta evitar que a su esposa Sofía Ñacato y a sus dos pequeños Sebastián y Martín les afecten las críticas. Es por eso que pasa mucho en casa, jugando al PlayStation o comiendo su comida favorita, cangrejos o encebollado.

“Hay veces en que le he dicho a mi esposa vámonos de aquí, pero prefiero quedarme y luchar”.

Está orgulloso de su proyección tapando por Emelec en la Libertadores y en la Sudamericana, “así a algunos no les guste”.

Por ahora, se prepara para enfrentar a Olmedo por el reinicio del campeonato y la Universidad de Chile por la Sudamericana. Su anhelo es ganar una final y acallar a todos sus detractores.

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