Hace cinco años (2007) la vida de su esposa, Diana de la Torre, estuvo en peligro. Ella atravesó un embarazo complicado que puso en riesgo su salud y la de su hija, en el momento de dar a luz.
Entonces, el futbolista Pedro Romo se encomendó a las Vírgenes de Guadalupe y de El Quinche. Les pidió que protegieran a su familia. El milagro -afirma- se dio y hoy disfruta de la compañía de Diana y de su hija Alejandra.
Romo es uno de los jugadores emblema en la campaña de Aucas, en su propósito de ascender a la Serie B. Llegó al club oriental el año pasado desde Liga de Quito, equipo en el cual se formó desde la categoría Sub 12 hasta su debut con el plantel de Primera, en el 2008, bajo el mando del entrenador Edgardo Bauza.
Su apego a la fe religiosa nació, curiosamente, en un programa de televisión llamado ‘La Rosa de Guadalupe’, que se emite a diario en la estación Gamatv.
Y su devoción por la Virgen de El Quinche nació en su infancia porque, entonces, visitaba constantemente el santuario ubicado en el oriente de Quito. Nunca ha realizado una caminata a ese lugar, pero asegura que pretende hacerlo. “Si las condiciones se dan en esta oportunidad, quisiera ir el viernes (mañana). Estamos en un gran momento con Aucas y quiero agradecer a la Virgen”.
En su vitrina privada posee las medallas de campeón que logró como integrante de Liga en las copas Libertadores, Sudamericana y Recopa (2). Ahora, en cambio, lidera el medio campo oriental con éxito, pues es líder del grupo B.
“Fueron momentos positivos en mi vida que me hacen tener mucha fe en la Guadalupana y en la Virgen de El Quinche, además en San Judas Tadeo”, dijo ayer sonriente, mientras mostraba un escapulario que porta en su cuello con las imágenes de ambas santas.
Los derechos deportivos de Romo aún pertenecen al conjunto universitario. Solo está a préstamo en el cuadro oriental hasta diciembre, pero su intención es seguir en el plantel que lidera el DT argentino Julio Asad.
“Liga siempre ha contado con jugadores experimentados. Es difícil formarse y brillar ahí. Para mí, Aucas me dio la oportunidad de desarrollarme profesionalmente”, agregó el mediocampista quiteño de 23 años.
El apoyo de su familia también fue fundamental en su carrera deportiva. Nació en Quito, pero se crió en Santo Domingo de los Tsáchilas. Su padre, Darwin Romo, es veterinario clínico y vivía en la ciudad colorada con su madre, Eugenia Dávalos, hasta cuando se separaron.
Así, el futbolista decidió probar fortuna enLDU. Llegó a Quito a los 12 años y vivió en una de las residentes del club. Su madre también decidió radicarse en la capital y vivieron juntos nuevamente.
Con ella aprendió a cocinar, algo que pone en práctica cuando está en casa junto a su esposa y a su hija. Eso sí, su principal ritual es poner rosas blancas al altar de su domicilio en donde están las imágenes de sus santas favoritas. “Curiosamente, si pongo rosas de otros colores se marchitan rápido. Las blancas se abren bonito y duran”, afirma el jugador del equipo que busca el ascenso a la Serie B.