El viaje a Brasilia fue tan largo como la espera para llegar al Mundial

Ecuatorianos llegan en bus a Anápolis. Foto: Marcos Vaca

Ecuatorianos llegan en bus a Anápolis. Foto: Marcos Vaca

Ecuatorianos llegan en bus a Anápolis. Foto: Marcos Vaca/El Comercio

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Los dioses del fútbol ya descendieron a la tierra del Carnaval e impusieron su idioma. Todos (tal vez es una exageración) los brasileños hablan de fútbol y los extranjeros preguntan sobre fútbol.

¿A cómo quedaron Holanda con España?, preguntaban los ecuatorianos que viajan en bus desde Buenos Aires a Brasilia. Durante el partido viajaban por el estado de Paraná en una veda obligada de fútbol. En el trayecto nadie tiene acceso a Internet y las pocas noticias llegaban por rústicos mensajes de texto.

La veda de fútbol en la carretera se siente como veda de cangrejos. Las pocas noticias suenan como falsas para los hinchas. Cuando el rumor de que España había perdido por goleada había cierta incredulidad. En este mercado negro de la información los primeros resultados eran una baratija de poco valor.

Hay una razón: en el inicio del periplo en la noche del miércoles 11 se organizó una polla mundialista y en el podio de muchos estaba España, la actual campeona.

En el autobús de placas argentinas viajan 68 hinchas. Los dioses del fútbol parece que optaron por restringirles la cuota de información futbolera en tiempo real y por ahora reina la especulación.

En una de las paradas técnicas, los brasileños ya zombies por el fútbol, se encargaron de inyectar resultados. Sí, España perdió confirmaron los más incrédulos y otros optaron por preguntar al dios Internet, que es gratuito en una que otra estación de servicio.

La veda terminó por un instante, sólo sirvió para avivar el intercambio de opiniones mientras el viaje continúa. Otro especulación empezó a circular a las 21:00 del viernes. El bus llegaría a Brasilia el sábado 14, a pocas horas del Ecuador vs. Suiza.

El ambiente en el autobús de dos pisos se parece, sin duda a un partido de fútbol. Hay tiempos de euforia, se grita incluso a favor de la Tri, se canta; se descansa hasta que empiece un nuevo tiempo. Los dioses no han llegado con el carnaval carioca, pero la alegría ecuatoriana viaja ya en bus.

No hay GPS ni celulares inteligentes que anuncien cuánto falta. Los brasileños de las gasolineras (muchos zombies de fútbol) en esta parte de Brasil desean suerte a los ecuatorianos, pero dicen que para llegar a Brasilia aún falta medio Brasil, o sea medio continente.

La llegada a Anápolis el sábado -en pleno medio tiempo del Colombia vs. Grecia tomó casi 20 horas desde Iguazú. Los dioses de fútbol saben de pelotas, goleadas, Carnaval; pero no se apiadan de las distancias brasileñas. Ahora los 68 hinchas alistan gargantas, banderas, camisetas para hacer su Carnaval en Brasilia y celebrar el día del padre con un triunfo tricolor.

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