Aficionados uruguayos felicitan a su selección al finalizar el partido Italia-Uruguay, del Grupo D del Mundial de Fútbol de Brasil 2014, en el Estadio das Dunas de Natal, Brasil, el pasado 24 de junio. Foto: EFE
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En Uruguay, un país laico de tres millones de habitantes, el fútbol es religión. Ubicado entre los gigantes Argentina y Brasil, esta nación de apenas tres millones de habitantes y dos veces campeona del mundo forjó su “garra charrúa” a base de vencer las adversidades.
“Cuando juega Uruguay corren tres millones/ corren las agujas, corre el corazón (…) Con linaje de rebelde/ Sin más gala que su vuelo/ Con destino de campeón”, dice una popular canción de aliento a la Celeste, del uruguayo Jaime Roos. Un sentimiento que, según los sociólogos, pertenece a la identidad del país sudamericano.
“En Uruguay, más que en otros países, cuando la selección está en la cancha la gente siente que allí está el país en escena”, explica el doctor en Sociología Ignacio Pardo. “No es metafórico decir que ‘ganamos’ o ‘perdimos’ en primera persona del plural. La gente siente que está ahí” .
Una característica que es notada con curiosidad por extranjeros, como el periodista estadounidense Ryan Rosenblatt que señaló recientemente en un artículo para la web deportiva SB Nation que los uruguayos pueden considerarse la afición más apasionada del mundial.
“En términos simbólicos probablemente es una suerte de religión laica. Muchas veces toda la espiritualidad o irracionalidad que no ponemos en ámbitos como el religioso lo volcamos en el fútbol”, evaluó Pardo.
Algo alimentado además por una historia de gloria en las canchas, que incluye dos campeonatos del mundo (1930 y 1950) , dos medallas de Oro en Juegos Olímpicos (1924 y 1928) y 15 Copas América (la última en Argentina-2011) .
Así, se siente que “la victoria contra todas las probabilidades o en inferioridad de condiciones es lo nuestro, lo constitutivo de la gloria de Uruguay”, añadió.
Por eso, los uruguayos se unieron casi en forma incondicional en torno a su máxima estrella Luis Suárez ante el mordisco que le propinó el martes al italiano Giorgio Chiellini en partido por la Copa del Mundo. Y reaccionaron con rabia y dolor a la decisión de la FIFA de suspender al jugador por nueve partidos oficiales y cuatro meses de cualquier actividad vinculada al fútbol.
“La sanción está siendo vista como un castigo desproporcionado, como una suerte de sanción ejemplarizante puesta por un organismo al que es difícil calificar de democrático. Está la sensación de que hay una suerte de ensañamiento, sobre todo por cláusulas como la de que no puede entrar a un estadio por cuatro meses o que deba abandonar la concentración”, sostuvo Pardo.
Enfrentados a la adversidad
“Para Uruguay la sanción es como tomar carrera para salir con más fuerza, porque la historia de Uruguay tiene en su base la adversidad” , coincidió el sociólogo e investigador Leonardo Mendiondo.
Para este “estado tapón” entre Brasil y Argentina, el fútbol se convierte así en el único ámbito en el que los uruguayos pueden vencer a los más poderosos.
“Uruguay tuvo que defenderse en medio de dos grandes países; hoy los argentinos son nuestros hermanos porque no pueden ser nuestros dueños, esa es la realidad. Y lo mismo podemos decir de Brasil”, sostuvo.
“Los uruguayos nunca ganamos un campeonato por nuestras bondades políticas, por nuestro conocimiento, por nuestro poderío económico. Ganamos porque como dijo Obdulio Varela [capitán de la selección campeona de 1950] dentro de una cancha somos 11 contra 11 y los de afuera son de palo” , explicó.
Entonces “somos chiquitos, nos sentimos chiquitos, pero sabemos de lo que somos capaces y casi siempre cuando vamos de punto terminamos de banca” .
En ese contexto, los futbolistas se convierten rápidamente en ídolos y los integrantes de la actual selección, que fuera la gran revelación de Sudáfrica-2010 al lograr el cuarto puesto, héroes nacionales.
En ese pedestal está el ‘Pistolero’ Luis Suárez, amado por su mezcla de habilidad, picardía y ‘garra charrúa’, pese a las polémicas que ha generado.
“Es uruguayo, tiene una historia extraordinaria y los uruguayos queremos a la gente que triunfa abriéndose camino ante las adversidades” , señaló Mendiondo.
“Somos como país producto de un periplo complejo lleno de adversidades y luchamos constantemente con enemigos a veces reales y a veces simbólicos -la FIFA, su presidente Joseph Blatter– y a veces no nos acordamos que cometemos faltas” , concluyó. “Y olvidamos que el fútbol es una industria y que se maneja con las leyes de la industria y la política y ahí no tenemos ningún peso” .