El novillero Andrés Marcillo, durante su intervención. Sorprendió con su buena postura y manejo torero. Foto: Lorena Calderón para EL COMERCIO
Los novilleros ecuatoriano Julio Ricaurte y José Andrés Marcillo cuajaron un triunfo el sábado en Latacunga, dando la talla y augurando buen futuro. La fiesta tiene en quien pensar.
Con tarde lluviosa y la plaza convertida en una pista de patinaje los novilleros tuvieron los arrestos de echar p’ adelante y jugarse la vida sin miramientos. Los alternantes eran nuevos en esta plaza.
Con tercio de plaza se lidiaron novillos de Triana de buena presentación y calidad superior los corridos en primero, segundo y tercer lugar.
En el primero de la tarde Julio Ricaurte se arrimó y sacó provecho a un novillo de muy buena condición en una excelente faena que remató con espada contundente, mostrando sus aptitudes y deseos de llegar a grandes sitiales en este oficio. Dos orejas y vuelta triunfal.
Paúl Játiva fue todo corazón desde la larga cambiada de recibo pasando por toda la lidia en la que dejó ver deficiencias técnicas y en un momento aprovechó las embestidas del bueno novillo por el derecho. Vuelta al ruedo.
José Andrés Marcillo sorprendió. Buena postura, manejo torero y terso de capote, buena colocación y condiciones de técnica y sitio con la muleta para alcanzar sus sueños dejaron ver un toreo en ciernes. Dos orejas y vuelta celebrada.
Poco pudo hacer Sebastián Zurita como no sea mostrar sus buenas maneras con la capa y su entrega ante un manso y complicado, que no se dejó matar pese a lo cual la gente correspondió cariñosamente al torero con palmas. Ricaurte y Marcillo salieron a hombros.