El diestro Miguel Abellán, que hoy cortó una oreja, durante la faena a su primero en la tercera de abono de los Sanfermines 2014, en Pamplona, donde compartió cartel con Antonio Ferrera y Daniel Luque, con toros de Torrestrella. EFE
El diestro madrileño Miguel Abellán cortó en Pamplona (norte de España) la única oreja de la corrida del día de San Fermín, en la que se lidió un encierro de la ganadería de Torrestrella de muy escasa entrega en la pelea.
Llegaron por fin las peñas a la plaza el día del Patrón y la Monumental de Pamplona se llenó como siempre de bullicio, con música, cánticos, pancartas, aplausos y protestas… casi siempre ajenas a lo que sucede en el ruedo.
Y lo que se vio esta vez en la arena fue la lidia de una corrida de Torrestrella muy desigual de alzada y hechuras, así como con aparatosas y astifinas cabezas, pero que apenas se entregó en la pelea.
Esa falta de raza de varios de los ejemplares, o la actitud defensiva de otros, sin emplearse en los engaños o directamente respondiendo a cabezazos o acortando los viajes, condicionó el trabajo de la terna, que hubo de tirar de recursos y de técnica para sacar un mediano partido de los toros gaditanos.
Así fue como Miguel Abellán le cortó al quinto, el toro más armado de la corrida, la única oreja de la tarde. El diestro madrileño acertó a no llevarle la contraria a un animal que nunca quiso poner la cara abajo, citándole siempre con la muleta a media altura y llevándole en línea recta para no exigirle más de la cuenta.
Fue con esta estrategia como Abellán le ligó varios muletazos sin hondura, pero de buena composición por ambos pitones que, entreverados de algunos efectismos, acabaron de llamar la atención del tendido y le valieron, tras una buena estocada, una oreja que paseó cojeando por un pisotón del astado.A su primero lo recibió con dos largas cambiadas de rodillas para continuar con templadas verónicas.
Y también de hinojos abrió una faena de muleta en la que buscó la complicidad de las peñas, pero sin terminar de dar con la solución a los problemas que fue desarrollando el de Torrestrella.
El trasteo más meritorio de la tarde fue el que Daniel Luque le hizo al sexto, el de mayor volumen y peso de la corrida. Abierto de cuerna y sacando siempre los pitones por encima del engaño, este otro toro desclasado apenas pareció ofrecer posibilidades.
En cambio, el joven espada sevillano se armó de paciencia y de aguante para ir encelándole poco a poco a base de no dejarse tocar la tela.
Y fue así también como acabó por enjaretarle varias series de buen trazo, especialmente la última al natural, muy ajustada, rematadas incluso con adornos de pellizco y buen gusto.
Solo los fallos con el descabello, en una tarde en la que antes todo había sido certeras estocadas, le restaron a Luque la posibilidad de tocar pelo.
Antonio Ferrera apechó en primer lugar con un cuatreño rajado y mansón al que hizo seguir su muleta con buen oficio. En una tarde en la que no brilló con las banderillas, el extremeño se fajó luego con aseo ante un cuarto de mal estilo que fue el único de los “torrestrellas” que por una lesión, pasajera al parecer, no corrió el encierro matinal.