El mexicano Joselito Adame cortó tres orejas y salió por la puerta grande. EFE
El mexicano Joselito Adame cortó tres orejas y salió por la puerta grande de la Plaza México, en la quinta corrida de la Temporada Grande que se desarrolló el domingo 1 de diciembre del 2019.
Los españoles Pablo Aguado, que confirmaba alternativa, y Enrique Ponce obtuvieron silencio y pitos al final de sus labores. Mismo resultado que el mexicano Fabián Barba.
Los seis toros de Reyes Huerta y los dos de Jaral de Peñas -muy justos de presentación y juego desigual- estuvieron por encima de los espadas en líneas generales.
Tras cuatro corridas en las que los toros brillaron por su mansedumbre, en la quinta, las dos ganaderías enviaron a la Plaza México un encierro que al menos ofreció opciones de triunfo a todos los espadas.
Sin duda, el mejor lote se lo llevó el mexicano Joselito Adame. Sus dos ejemplares recibieron arrastre lento y facilitaron la puerta grande al matador de Aguascalientes.
Con su primero, Adame estuvo muy impreciso en todas las fases y tercios. Empezó el de muleta con las rodillas en el suelo. Era un toro idóneo para citar de lejos, muy quieto.
Esa quietud tampoco la alcanzó Joselito cuando, ya de pie, toreó en tres tandas con la derecha en la que si bien logró ligar tres pases en cada una, siempre estuvo nervioso dejándose tocar, continuamente, la tela por el de Jaral de Peñas.
A partir de ahí faena de pases sueltos sin mando alguno a un toro para un toreo muy serio y profundo. Tras unas bernardinas estoqueó recibiendo, pero hubo de recurrir al descabello, lo cual realizó con gran habilidad. El mexicano fue premiado con una oreja.
Arrebato, salió en séptimo lugar de la larga jornada, al que Adame logró ligar un faenón que enloqueció la plaza de la calle Insurgentes. El de Reyes Huerta se pegó una enorme voltereta en los tercios iniciales, pero Adame, sabedor de la buena aptitud del toro, no lo quiso apretar con el capote.
El quite por navarras, con mimo, resultó exquisito en su ejecución. Adame llevó cosida la buena embestida de su oponente hasta el final.
Joselito se vació ante sus paisanos en un concierto sinfónico de toreo caro. Faena de las que marca un antes y un después. Labor grandiosa del mexicano por la dimensión alcanzada y por la rotundidad de la misma. Dos orejas tras espadazo y gritos de ¡torero, torero!. Arrebato fue premiado con un arrastre lento.
El éxito de Adame se vio contrastado con la suerte de sus compañeros de cartel. El astado de la confirmación de Pablo Aguado fue deslucido. A este comportamiento hay que añadirle el contratiempo de un viento que dificultó al sevillano manejar los engaños. El fallo con la espada y el atasco con el descabello, silenciaron su labor.
En el último de la tarde, de origen Domecq, era largo y fino de cabos pero sin ganas de colaborar a su matador. Pablo Aguado no pudo mostrar el potencial capotero por la desgana de su antagonista que se negó a renovar sus acometidas.
El maestro Enrique Ponce, en su actuación del domingo en la Plaza México. EFE
El maestro Enrique Ponce cuajó un recibo capotero de gran nivel al segundo de la tarde. Tuvo ritmo inicial y Ponce meció la tela rosa con prestancia. Ese prólogo -ligado a diestras- fue lo más destacado, pues su antagonista se vino a menos en poder y recorrido.
En el quinto, Ponce se encontró con un astado muy deslucido y sin querer tirar para adelante -agarrado al piso- y sin entrega. Así, con todo, Enrique Ponce volvió a mostrar su ilusión por elevar la tarde pero el esfuerzo resultó sin recompensa. La espada no funcionó esta vez.
El tercero de la tarde fue para Fabián Barba. La lidia estuvo condicionada por el inoportuno viento, que le impidió ligar una buena faena.
El sexto, de embestida irregular durante la lidia se encontró con un diestro que le exigió mucho por abajo para corregir esa informalidad.
El maestro Enrique Ponce actuará el viernes 6 en Latacunga, junto a los toreros El Fandi y Miguel Ángel Perera.