La categoría de MotoGP está contemplando desarrollar protectores corporales para los pilotos, con la intención de ayudarlos a sobrevivir al tipo de accidentes que provocó la muerte de dos adolescentes en los últimos dos fines de semana.
El japonés de 19 años Shoya Tomizawa, un prometedor piloto que ganó la primera carrera del año en Moto2, murió en el Gran Premio de San Marino luego de caer de su moto y ser atropellado por otros pilotos que iban a unos 240 kilómetros por hora.
Apenas una semana antes, el estadounidense de 13 años Peter Lenz murió en circunstancias similares en una carrera previa al Gran Premio de Indianápolis.
Las caídas y accidentes son parte del motociclismo, y los pilotos, enfundados en trajes de cuero, frecuentemente salen ilesos de caídas espectaculares. Los protectores de la espalda, de rodillas y los cascos ofrecen cierto grado de protección, mientras que los circuitos se han vuelto más seguros, con más áreas de grava y con hierba artificial a los lados de la pista.
No obstante, están indefensos cuando son atropellados. “Hoy fue un día triste que nos recordó que la competición sigue siendo peligrosa pese a todas las mejoras en la seguridad del circuito”, dijo ayer el presidente del equipo Suter, Eskil Suter, en una de cuyas máquinas competía Tomizawa.
“Es lo peor que puede ocurrir: chocas, sigues en el circuito y las otras motos vienen detrás”, manifestó el vigente campeón de MotoGP, el italiano Valentino Rossi.
“A 230 kilómetros por hora, cuando otra moto choca adelante, no hay nada que hacer”, añadió el corredor de Yamaha, múltiple campeón que también sufrió un accidente este año.
El último piloto que murió en una prueba de MotoGP fue también un japonés, Daijiro Kato, quien perdió la vida en el gran premio de su país en Suzuka en el 2003. En aquella ocasión, se culpó al circuito. Por una extraña coincidencia, Misano era la localidad natal de Kato y tenía allí una calle con su nombre.
Fue también donde el triple campeón del mundo de 500 cm³ Wayne Rainey, se rompió la columna vertebral, en un accidente que lo dejó paralizado de cuello para abajo en 1993.