Sebastián Guayasamín muestra el prototipo en el que se entrena en el desierto del Sahara, en Marruecos. Foto de la página de Facebook del piloto
Sebastián Guayasamín ya probó el prototipo similar a su nuevo auto. Lo hizo en el desierto del Sahara, donde nació el Dakar, el rally cuya edición 2020 se realizará completamente en Arabia Saudita.
“Es un superauto. Vamos a competir en un ‘pura sangre’ de 6 000 cm³ y 400 caballos de fuerza. Es un auto 100% tubular, que requiere de una preparación especial para su conducción”, dijo el piloto ecuatoriano desde Marruecos, a
8 300 km de Ecuador.
Llegó a territorio africano hace 10 días porque, además de carro nuevo, tuvo que cambiar su equipo de logística, preparación y mecánica. En los dos años anteriores, el equipo Chevrolet Dakar preparó el vehículo en Chile y en Argentina. Esta vez, por la distancia entre Sudamérica y la península arábiga en Asia Central, contrató a un equipo francés que prestará todo su contingente.
“Contaremos con mecánicos franceses y españoles. En Marruecos estoy entrenándome con el profesor español Manolo Plaza, que ha trabajado con pilotos en 19 ediciones del Dakar. Él le ayuda a Carlos Sainz (campeón mundial de rally)”, destacó Sebastián Guayasamín, que se apresta a participar por sexta ocasión en este raid junto al argentino Mauro Lipiz, su copiloto.
Los entrenamientos diarios superan las ocho horas. Incluye una sesión en bicicleta, por la mañana, como parte de su acondicionamiento físico. Luego recorre los caminos de arena en el auto.
“Bajamos del auto para analizar los resultados con los técnicos, pues estamos probando la suspensión posterior y la caja de cambios, que es totalmente nueva para mí”.
Ese fue otro motivo para viajar a Marruecos y entrenarse en algunas zonas del desierto de Sahara. “En la arena, un carro con mucha potencia es propenso a hundirse en lugar de avanzar. El ‘timing’ tiene que ser exacto. Manolo Plaza me ayudó a desarrollar algunas técnicas de conducción”.
Sobre los arenales y las dunas, destaca que no son tan peligrosas ni altas como las de Perú. “Aquí hay más kilómetros y pozos de agua metidos en la mitad del desierto. La arena es más dura por el calor, pero también más suelta, eso podría complicar el momento de una tormenta”.
En lo personal, dijo que ha sido una experiencia diferente conducir en el Sahara, por las rutas donde nació el rally Dakar, pero que tuvo que salir de África por amenazas de poblaciones nativas. “Hace 12 años se corrió el último rally Dakar en Marruecos, pero aún está presente su espíritu. Estamos alojados en un hotel cercano a la frontera con Argelia, y en todas las paredes hay fotografías autografiadas de los pilotos que pasaron por aquí”.
En el ‘lobby’ se encontró con un libro que recopila lo mejor del Rally Dakar 2019. “Me encontré con dos fotografías mías, fue una enorme sorpresa, son esas cosas lindas que pasan en el deporte”.
Regresará el martes a Ecuador para continuar con su preparación. No acudirá a la prueba final del Campeonato Colombiano, pues el equipo ha decidido poner toda su atención en la preparación al Dakar. “El auto de competencia se construye en Burdeos, Francia. A mediados de diciembre vamos a presentar en Quito fotografías del auto”.
Estará en el país hasta el 26 de diciembre, cuando se desplace a Arabia Saudita, sede única de la edición 2020 que se disputará entre el 5 y 17 de enero sobre 5 000 kilómetros.