Santiago Quintero en el campo base del K2, en la cordillera del Karakorum. Foto: www.santiagoquintero.com
El montañista ecuatoriano Santiago Quintero estuvo a escasos metros de ser sepultado por una avalancha que arrasó 25 tiendas de montaña, con bolsas de dormir, cuerdas, y otros implementos indispensables para la supervivencia, el 22 de julio del 2016, lo que impidió que él y otros deportistas intentaran la cumbre del K2, la ‘montaña de las montañas’, que se eleva a 8 611 metros sobre el nivel del mar en la cordillera del Karakórum, entre China y Pakistán.
“Todo fue tan rápido… una ráfaga de nieve, una de las experiencias más miedosas que he vivido… como la imagen del Tsunami, pero en la nieve“, contó el aventurero ya de vuelta en el país, sano y salvo.
La avalancha ocurrió a pocos días de su intento de cumbre sin oxígeno embotellado en la segunda montaña más alta del planeta. “100 metros más a la derecha, y hubiéramos muerto… esta vez nos salvó Dios“.
El aventurero reconoce que retornó con un “sabor agridulce”, porque no logró su objetivo de llegar a la cima, pero al mismo tiempo se siente afortunado porque estuvo cerca de perecer tras el desprendimiento de un “bloque gigantesco de hielo que estaba a más de 8000 metros… la tierra se ha calentado y cada vez es más peligroso hacer esto”, reflexionó.
Después de eso las cuerdas quedaron destruidas y ya fue imposible que buscara la cima. Él había esperado siete años para volver a intentar la que es una de las elevaciones más complicadas de subir, al punto que menos de 200 personas lo han conseguido sin oxígeno adicional, como era su objetivo.
Toda sus preparación, todos esos días de levantarse en la madrugada para correr o pedalear, de poco sirvieron. Tuvo que regresar sin colocar la Bandera de Ecuador para posteriores promociones turísticas del país. “Es una tristeza, se siente que se falla a la marca, al país… teníamos la misión de poner la Bandera en la cumbre…. es duro fallar en la misión… a un montañista le gusta hacer cumbre y regresar a la casa. Regresar a casa es el símbolo de estar vivos… no es un fracaso porque queremos volver, quizás en el 2018, en 2017… eso representa lo que somos capaces”, contó el arriesgado deportista que se juega la vida en las cumbres más emblemáticas del mundo con la mitad de sus pies.
Quintero sufrió el congelamiento de sus pies en el 2002, pero después de cinco años se recuperó y con prótesis volvió para lograr nuevos éxitos deportivos. “Plantearse un proyecto así, con la mitad de los pies, sin oxígeno, dice mucho de los somos los ecuatorianos, de lo que somos como seres humanos… hay que dejar de ver el vaso medio vacío y verlo medio lleno…”.