En el fútbol da la impresión de que los directivos siempre están corriendo, están presionados. Ustedes plantearon un proceso más a largo plazo. ¿En el fútbol se puede pensar en procesos largos? ¿Cómo lo han logrado ustedes?
Siempre trabajamos con las ideas y los objetivos claros. Lo hicimos desde el 2007 cuando empezó este proyecto en la Segunda categoría. La idea fue trabajar en la cantera, apostarle a los jóvenes, no basarnos en un proceso de aquí sino ir generando un propio modelo de club, de equipo. Primero empezamos a traer a los jugadores desde pequeños; llegaron por ejemplo talentos como Júnior Sornoza, Fernando Guerrero, Fernando León… que llevan jugando juntos desde hace mucho tiempo. La base siempre fueron los jugadores, a quienes además de formarles técnicamente les damos formación para la vida.
¿Eso explica el sentido de pertenencia? El pasado miércoles ante la ‘U’ de Chile se vio a un equipo que corrió todo el partido, que se sacrificó y que evidenció un cariño por los colores de su camiseta.
Le pongo un ejemplo: cuando recién estábamos comenzando el proceso y jugamos un partido contra el Barcelona, en nuestra concentración, la mayoría de la gente (jugadores, trabajadores) eran hinchas de ese equipo y hasta se podía oír que gritaban los goles que nos hacían. Hoy le aseguro que es al revés, que esa gente grita los goles de Independiente, siente al equipo como parte de sus vidas. El sentido de pertenencia se marca por todos estos años en donde han convivido con nosotros, han recibido alimentación, educación, formación de valores.
El antecedente del Independiente José Terán es el equipo Crack, en donde también se trabajaba con juveniles como la principal apuesta. ¿Qué tanto tiene que ver este modelo de trabajo con aquel que tenían dirigentes como usted en el Crack?
La idea en el Crack era contar con padrinos que estén pendientes de los jugadores. Es decir, había una persona que estaba pendiente de las necesidades de los jóvenes, que los incorporaba, si podía, en su seno familiar. Claro, era un grupo más pequeño de jugadores. Independiente tiene ahora a 120 chicos residiendo en su concentración. Pese al número de jóvenes, la relación es cálida, el trato que les damos es cercano. El presidente (Michel Deller) y el gerente siempre estamos en los partidos de la Sub 12, Sub 14… y sabemos los nombres de todos los jugadores. Los chicos no dejan de sorprenderse por detalles como esos.
Michel Deller, usted y los demás directivos de Independiente llegan al fútbol proveniente de empresas privadas. ¿Qué valores trasladaron a un equipo del funcionamiento de una empresa?
El trabajar con presupuestos reales, con objetivos definidos, con una metodología de trabajo clara, con una misión, unos valores claramente determinados y que los conoce todo el mundo. Nuestro credo está en la camiseta, ahí están nuestros valores: responsabilidad, solidaridad y honorabilidad.
El tema del presupuesto también es un asunto importante. Ustedes han fijado una tabla máxima de sueldos para los futbolistas del primer equipo que no supera los USD 10 000 mensuales…
Eso ayuda mucho y también el hecho de que nosotros nos manejamos en su mayoría con jugadores formados por nosotros, lo cual no encarece la nómina. De hecho, 15 de los 25 jugadores del equipo de Primera salieron de la cantera lo cual nos tiene satisfechos. El 30% de nuestro presupuesto va para los juveniles.
Independiente es un equipo joven con poca hinchada o con un grupo de seguidores que aún sigue siendo menor. ¿Cuánta ventaja tienen ustedes con respecto a equipos como Liga que tienen más seguidores y por ende más presión por títulos?
Nos ha ayudado el hecho de no tener aún la presión por ser campeones, pero tenemos una hinchada que está creciendo. Hemos ido dando los pasos de a poco: este año jugamos por primera vez la Sudamericana, creemos que por puntaje y la campaña podemos alcanzar el próximo año la Libertadores. Y sobre la presión, pues los jugadores la están manejando bien: le hemos ganado al Barcelona en Guayaquil con bastante gente o el pasado miércoles le empatamos a la ‘U’ de Chile ante 20 000 personas, con un equipo que tiene el doble de presupuesto.
Volvamos al tema de la formación. En su mayoría, los futbolistas vienen de zonas muy pobres y ven en el juego su única esperanza de salvación. Entiendo que se encontraron con jóvenes que querían jugar, pero no estudiar...
Quienes pensaron así ya no están con nosotros. Las reglas son claras: todos los jugadores deben, además de mostrar su talento en cancha, estudiar. Estamos claros que de los 120 chicos que ahora están con nosotros no todos van a llegar a jugar profesionalmente, pero al menos le hemos dado un insumo, les ayudamos a formarse, a educarse. Hemos perdido grandes jugadores, que no supieron acoplarse a esa regla.
Así como hay momentos duros, como el separar a un jugador, verlo salir de la concentración para siempre, deben existir momentos agradables trabajando con jóvenes, ¿cierto?
Mire, los jóvenes se llegan a encariñar tanto con nosotros y con nuestras familias que en el Día de la Madre tanto a la esposa del arquitecto Deller como a mi señora siempre los chicos les regalan rosas o pequeños detallitos. Son momentos de satisfacción. Nosotros no podemos suplir la ausencia de sus padres, pero velamos por ellos. Soy un convencido que el presente del fútbol está en trabajar con los jóvenes, formar los propios talentos para nutrir al equipo de Primera.
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Hoja de vida
Su labor. Es Gerente del equipo de Sangolquí desde la formación del equipo. Está a cargo de las labores administrativas y logísticas del equipo.
Su punto de vista. Los clubes solo pueden mantenerse si invierten en las divisiones formativas y generan talentos.
Hubo jugadores que vivieron en la casa del arquitecto Deller como Andy Caicedo y otros que residieron en la mía. Siempre hemos estado pendientes de la condición humana del futbolista.