Reinaldo Rueda se considera un obsesivo de su trabajo. Sueña con fútbol y tiene el mismo mal de los técnicos que dirigen en la élite: las preocupaciones lo golean en las horas de descanso. Duerme poco y solo cierra los ojos a partir de la una o dos de la mañana.
El descanso puede terminarse si es que a su mente viene una buena idea para contrarrestar a Messi, Falcao, Forlán o a la estrella de turno. Entonces, según él mismo ha contado, toma un lápiz y papel y diseña una estrategia para frenar a ese jugador. Y si aún no tiene la idea desarrollada, llama a su asistente Alexis Mendoza, para entre ambos, pulir el proyecto.
Esa dedicación al trabajo lo tiene en la antesala de su segundo Mundial (en el 2010 llevó a Honduras a la Copa de Sudáfrica) y que sería la tercera cita para Ecuador. Pese a ello, aún sigue siendo mirado con distancia y recelo por parte de la hinchada. Él lo sabe: “Estoy consciente que a mucha gente no le resulto simpático. Espero que este equipo logre cosas importantes, para poder ganarme a la gente”.
De su mano, la Selección vive un momento de mucha expectativa. La Tri cerró este año como segundo de América tras Argentina y según los cálculos del cuerpo técnico solo faltan ocho puntos para ir al Mundial. La Tri tiene 17 puntos, tras cinco victorias (todas en casa), dos empates (ambos de visita) y dos derrotas.
Una de sus grandes virtudes es saber rectificar y enderezar el camino: Tras el descalabro de la Copa América, en la que Ecuador logró un solo punto en tres juegos, Rueda jubiló a Marcelo Elizaga, Néicer Reasco y al nacionalizado Norberto Araujo, en búsqueda de jugadores con más frescura y sobre todo, proyección.
Alexander Domínguez terminó de consolidarse como el golero titular. Si bien Máximo Banguera inició la eliminatoria atajando, ‘Dida’ aprovechó la lesión del golero de Barcelona para quedarse finalmente con el puesto.
Tras la salida de Reasco, se apuntaló a Juan Carlos Paredes, a quien el cuerpo técnico mira como un lateral que puede durar seis o siete años en la élite.
[[OBJECT]]Uno de los continuos pedidos de Rueda a Paredes es que sepa leer bien los momentos del partido cuando pueda proyectarse. “Mi primera obligación es defender y cuando encuentro los espacios poderme proyectar”, comenta el defensa del D. Quito.
En el centro de la zaga, la dupla Jayro Campos y Frickson Erazo se consolidó, antes de la lesión del primero, que estará hasta enero fuera de las canchas. Erazo, quien ha sido titular en los seis partidos de este año es un agradecido con el técnico: “Confía en mis posibilidades y eso origina más trabajo”.
En el camino de las eliminatorias, el DT encontró a su jugador amuleto: Luis Fernando Saritama, quien ha disputado ocho de los nueve partidos de la Tricolor. El ‘Sari’ es uno de los futbolistas más cercanos al entrenador y sostiene que Rueda “siempre supo guiar bien al equipo”.
Y quizá la mejor decisión del técnico fue traer de regreso a Felipe Caicedo. Tras la Copa América, el ariete perdió su puesto en el equipo al declarar que en la Tri, “no hay un buen ambiente”.
Rueda lo mantuvo un tiempo desconectado, pero fue lo suficientemente pragmático para volverlo a llamar en el momento en el que el equipo lo necesitaba. Fue citado para los cuatro últimos partidos y su rendimiento fue superlativo: marcó cuatro goles en tres partidos (no jugó ante Chile). El entrenador encontró en ‘Felipao’ al ariete que la Tri necesita.