El diestro Andrés Roca Rey, que sustituyó a Juan Antonio ‘Morante de la Puebla’, durante la corrida del cuarto festejo de abono del Corpus de Granada. Foto: EFE
El joven torero peruano, de 19 años de edad, Andrés Roca Rey no para de alcanzar rotundos triunfos en distintas plazas de España, en esta su primera temporada como matador de toros luego de su alternativa en Nimes, Francia.
Tras una campaña de éxito por plazas americanas, entre ellas las de su natal Lima llegó a España para triunfar en excelentes tardes en Sevilla y Valencia. En Madrid alcanzó la puerta grande en su confirmación. Este fin de semana cobró dos triunfos importantes.
El diestro peruano deslumbró en la plaza de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) con un triunfo pletórico y rotundo de cuatro orejas y dos rabos, saliendo a hombros junto a Alejandro Talavante y Julián López ‘El Juli’, que lograron dos orejas cada uno. La plaza rozó el lleno en los tendidos.
El Juli tuvo un primer toro cómodo por delante y noblote con el que no se acopló a lo largo de una faena cargada de enganchones y probaturas, sin llegar a construir nada macizo. Mató bien y cortó una oreja.
El segundo de su lote se movió más, y El Juli tuvo que emplearse a fondo. Técnicamente irreprochable, pero con una colocación al hilo y con los remates de los muletazos echando al toro para fuera.
Esta vez no anduvo fino con los aceros y la cosa quedó en ovación.
Pidió El Juli el sobrero para enmendar las cosas y no quedarse atrás en comparación con los compañeros; y se lo concedieron.
Se arrebujó el madrileño con el capote abriendo el compás y toreando a la verónica para pasar a una faena de muleta otra vez de notables altibajos, en la que intercaló fases de buenos muletazos con otras de menos acople y limpieza. Estocada entera y finalmente el triunfo, aunque con un toro de más.
Talavante tuvo un inválido por primer oponente. Estaba derrengado de los cuartos traseros y se caía en cuanto le bajaba la mano. El de Badajoz cimentó su faena con la mano izquierda pero si no hay sometimiento no puede haber profundidad. Y sin profundidad no hay toreo de quilates.
El quinto planteó problemas por su embestida bronca y desclasada. Talavante fue de menos a más, domeñando la embestida para acabar toreando por naturales y llevándolo largo y templado. Ganó el torero la pelea y el público se entregó. Estocada tendida en la que expuso mucho y dos orejas.
Roca Rey saludó a su primer toro ganando terreno a la verónica y rematando con una revolera casi en los medios. Hizo el quite porque este torero tiene un concepto amplio -y no chato- del espectáculo; y lo bordó alternando saltilleras y gaoneras sin rectificar un ápice.
La carta de presentación de su primera faena fueron un ramilletes de estatuarios de tremenda quietud y notable elegancia. Una tanda por la derecha sometiendo mucho, y otra por naturales en la que le tenía que perder pasos por no darle aire al toro.
Prosiguió con la derecha en la que hubo algo de más sintonía, para culminar con circulares invertidos y las espaldinas con las que se ganó al público. Estocada al encuentro y máximos trofeos.
En el sexto, el torero limeño ofreció un recital de toreo de capote: Tijerinas para recibir al toro, chicuelinas, verónicas y quite por gaoneras. La faena la planteó en los medios ante un animal que fue un magnífico colaborador por su nobleza extrema. Y así vinieron dos tandas templadísimas con la derecha con un cambio de mano enorme para pasar a la zurda donde pegó muletazos de largo trazo.
Un arrimón final que, por momentos, evocó la magna figura de Paco Ojeda, y estocada dieron paso a las dos orejas y el rabo de un toro premiado con la vuelta al ruedo.