Richard Carapaz llevó al podio a Sofía y Santiago, sus pequeños. Foto: David Paredes / EL COMERCIO
El Movistar Team celebró por partida doble. No solo ganó el título individual del Giro de Italia con Richard Carapaz, sino que también lo hizo por equipos. Por eso, tras subir al podio, los españoles Mikel Landa, Lluís Mas, Antonio Pedrero y José Joaquín Rojas, el alemán Jasha Sütterlin y el costarricense Andrey Amador levantaron a Carapaz por los aires.
El Movistar Team está trabajando para renovar el contrato. Quieren que ‘Richie’ siga su carrera en el cuadro español y que los represente en otras grandes pruebas.
“No sabemos lo que va a pasar ahora. Estamos esperando que los directivos del equipo nos digan qué tenemos que hacer”, dijo Tania Rosero, la esposa de Richard Carapaz.
Anoche, el gran campeón tenía previsto descansar y pasar con su familia y otros allegados. Por eso tenía prisa de salir a su hotel, tomar un baño, cambiarse de vestuario, aunque ya se acostumbró a su ‘maglia rosa’, y comer algo más contundente para recuperar energías.
Su equipo anunció que hoy Carapaz está en Madrid para conversar con los periodistas y realizar algunas gestiones, y hasta el momento no dijo qué día retornará a Ecuador.
Movistar Team lo fichó en el 2016, tras su victoria en la Vuelta a Navarra con el equipo Lizarte. Este año vence su contrato pero, tras la victoria en Verona, el ecuatoriano ha recibido algunas propuestas. La última decisión la tomará en estos días el ciclista, que ahora forma parte de la élite del ciclismo mundial.
Anita y Antonio, los padres de Richard, viajaron a Verona. Foto: David Paredes / EL COMERCIO
Verona, ubicada en el norte de la península Itálica, disfrutó del último día del Giro con intensidad. Desde la mañana, los bares cercanos al anfiteatro de la ciudad, uno de los puntos turísticos más importantes que tiene esta zona de Italia, abrieron sus puertas. Los aficionados ecuatorianos, vestidos de amarillo, se acercaban a las calles para ver el paso de los ciclistas.
La fiebre por Carapaz creció en las calles más cercanas al escenario donde se preparó la fiesta. Esta vez, la afición creció por cientos. La mayoría viajó hasta 10 horas en auto para verlo pasar por unos segundos. “Estamos orgullosos de Richard. Por gente como él es que uno se siente más ecuatoriano”, decía uno de los tantos tricolores que vestían la camiseta de la Selección.
En cada calle de Verona se podían observar las banderas de Ecuador flameando, una incluso en lo más alto del anfiteatro, adonde llegaron integrantes de la Sur Oscura. La barra organizada del Barcelona de Guayaquil llegó con camisetas y banderas amarillas para ver el inolvidable triunfo que alcanzó el carchense.
Los ecuatorianos residentes en Italia son 130 000, según el registro oficial. Cientos de ellos vivieron los emotivos momentos del triunfo de Carapaz y llegaron a las lágrimas al entonar el Himno Nacional, durante la ceremonia oficial de premiación.
El anfiteatro retumbó también con los cánticos del “Sí se puede” y los gritos de “¡Ecuador, Ecuador!”.
Antes del ingreso de los ciclistas hubo fiesta en la Arena de Verona. Bailarines, malabaristas y la mascota Wolfie calentaron el ambiente. Los más pequeños disfrutaron de las maniobras de dos ciclistas free style. Hubo regalos de los auspiciantes mientras los ciclistas llegaban. Algunos se detenían para dar declaraciones.
Los espectadores colombianos y venezolanos se unieron a la afición ecuatoriana. Cantaban emocionados y respaldaban a Carapaz. También por el colombiano Miguel Ángel López, ganador de la ‘maglia bianca’, el campeón entre los ciclistas jóvenes.
Los tricolores más osados caminaron los 17 kilómetros del recorrido. Buscaron a Richard en la largada y en la zona donde los camiones de los equipos se estacionaron. Otros acortaron camino para ganar uno de los 5 000 puestos disponibles en el interior de la Arena de Verona.
Tras el título de Carapaz, los compatriotas armaron la fiesta. Celebraron con los italianos y hasta con los eslovenos, que apoyaban a los rivales más duros del ciclista carchense (Vicenzo Nibali y Primoz Roglic).
La fiesta duró poco. Una hora después de que terminara el Giro, los aficionados tricolores se dispersaron, porque tenían que regresar a casa.