La libertad para poder accionar en cualquier actividad va de la mano con la responsabilidad. En mi trabajo tengo la libertad para escoger a mis alumnos, decidir a qué categoría dirijo y los horarios de entrenamiento.
Sin embargo, eso no implica imposición o llegar a las prácticas a cualquier hora. Todo debe darse con base al diálogo y al consenso. La libertad es compartir. Cuando hago uso de mi libertad debo entender que mis derechos terminan donde se inician los de la otra persona.
Ser libres no implica salir a la calle con mi vehículo y tomarme unos tragos, sin considerar los peligros que conllevan.
La libertad no me da luz verde para exponerme a un asalto por no tomar precauciones. Hay que manejarse con criterio para que la libertad no sea un libertinaje.
En definitiva, yo gozo de mi libertad pero con responsabilidad, respetando a los demás. Eso me inculcaron mis padres y entrenadores cuando era deportista, igual lo hago con mis alumnos ahora en calidad de técnico.