Ecuador se despidió del Mundial y pasa la vergüenza de ser el único equipo sudamericano que no pasó a octavos. Aunque es meritorio que un país con un fútbol desestructurado llegue al Mundial, el término ‘fracaso’ es pertinente pues la meta era alcanzar los cuartos de final o al menos tocar la segunda fase. Estas son las razones que explican este triste final.
1. Un equipo corto
Ecuador llegó al Mundial con un equipo muy pequeño, una banca con pavorosos límites para prever variantes según las circunstancias. Prácticamente la alineación titular ha tenido estabilidad porque poco hay para escoger y no tanto por el gran nivel del once abridor. Con la lesión de Segundo Castillo y la desaparición deChristian Benítez quedó en evidencia la falta de relevos. ¿Esto es culpa de Rueda? No tanto, porque después de todo se trata de un ‘seleccionador’ que no tenía mucho de dónde elegir. Y este es el tema de fondo, el que merece un amplio debate: ¿Ecuador está produciendo los jugadores que necesita para mantenerse competitivo? En todo caso, es responsabilidad de Reinaldo Rueda encontrar esas alternativas y falló en ese objetivo.
2. Falta de identidad y de proceso
No puede ser que hasta Chile, que durante años jugó a base de fuerza y apelando a ciertas individualidades pero sin esquema definido y con éxitos contados con los dedos de la mano, haya encontrado una seña de identidad que ya dura ocho años.Esa huella se la dio un entrenador del exterior que encontró un continuador. Su estilo: intenso trabajo con las menores, vocación ofensiva (nada de lateralizar el juego) y encontrar definidores porque sin gol de nada sirve el esfuerzo. Eso sí es un proceso que tiene su punto culminante en la victoria sobre España. Ecuador ha confundido mantener la nacionalidad de los entrenadores con mantener un proceso y eso no es lo mismo. Rueda echó por tierra años de buen trato de la pelota, verticalidad y generación de prospectos con un Mundial que lo enfocó de manera defensiva, especulativa, un camisetazo que afectó a Ecuador. Tampoco se ven los relevos, los juveniles, los que vendrán para el futuro. Los clubes no ofrecen mucho porque su prioridad es salvarse de la quiebra. Otra vez: hace falta un debate a fondo.
3. Errores del entrenador
Rueda ha cometido errores desde el final de las eliminatorias que se han visto reflejados en el Mundial. No pudo cerrar el partido con Suiza. Apostó al empate pero, inexplicablemente, los 10 minutos finales se lanzó al ataque y quedó a merced del arma favorita de los helvéticos, el contragolpe. Y el gol suizo fue en adicionales, lo que indica el pésimo manejo del tiempo. Tampoco se entendió para qué metió ofensivos en el segundo tiempo si Ecuador había sostenido laboriosamente la igualdad. Con Honduras se ganó pero el partido no despejó las dudas en lo táctico, aunque sirvió para levantar la moral. Con Francia, repleta de suplentes, cambió de puesto a Montero y lo mandó por la derecha, cuando Paredes se proyecta mejor por ese lado, y prácticamente se regaló el costado izquierdo. Aunque llamó más la atención que Ecuador retrocedió la pelota hasta el mismo arquero, como si Ecuador estuviera ganando. En el tramo final, cuando hacían falta los goles, sacó a Arroyo para meter a Achilier. Para colmo, nunca trabajó con la cabeza de Valencia, que fue un sorpresivo imán de problemas, a pesar de las evidentes señales que indicaban que algo estaba mal con el capitán.
4. ¿Y qué pasó con Valencia?
Antonio Valencia, el jugador ecuatoriano más importante desde Álex Aguinaga y el Tin Delgado (incluso desde Alberto Spencer), no fue el jugador determinante que se esperaba. Aunque estuvo bien patrullado por suizos y hondureños, también fue claro que algo afectó a su habitual explosión. Un tema laboral no puede ser porqueManchester United renovó su contrato justo cuando está descartando a otros. La leyenda (porque fue una noticia apócrifa) de que era el jugador más rápido del mundo no pudo sostenerse. Con Francia se mostró más en el primer tiempo pero tampoco marcó esa diferencia que se esperaba y casi no dio centros, para luegoirse expulsado por una agresión que no merece más comentarios. Es el primer ecuatoriano expulsado en un Mundial. Un ídolo se ha derrumbado. Ya vendrá el tiempo de la reivindicación.
5. Cómo te extrañamos, Castillo
Era un baluarte de la mitad del campo de Ecuador. Esa lesión en el duelo con México lo sacó del Mundial y dejó a Rueda sin el 70% del poder de marcación. Aquí se notó que no se trabajó en un plan puesto por puesto. Sus reemplazos fueron jugadores que no han gozado de trayectoria en este proceso, lo que resalta la improvisación. Además de que su talento para marcar con fuerza (y limpieza, pues no es un coleccionista de tarjetas) y su capacidad de proyección, Castillo es un líder dentro del camerino, un segundo capitán que transmite enorme respeto y motivación. Su ausencia fue determinante para este discreto Mundial de la Tricolor.
6. Un ambiente raro
El ambiente externo no fue de gran ayuda. El entrenador Reinaldo Rueda llegó al Mundial repleto de críticas de los hinchas y de algunos analistas. Llevar al Mundial a Saritama a pesar de su suplencia lo desgastó demasiado. Sus amistosos fueron extraños y sirvieron para descartar ideas antes que para lograr los movimientos mecanizados que se necesitaban. Hizo mucho daño ese cotejo de práctica con foráneos de la Serie A que acabó en silbatinas, y con Rueda y Valencia respondiendo a la gente. La (absurda) polémica por la camiseta tampoco ayudó a encontrar la paz necesaria para concentrarse. Se mantuvo demasiado presente la imagen del Chucho, lo cual confunde las prioridades. El líder de la Ecuafútbol cometió el desliz de criticar a Enner por un comercial, la gran estrella de Ecuador en Brasil. Los memes, esa nueva e implacable caricaturización del web, no tuvo piedad con Michael Arroyo y la jugada en que se estaba acomodando. En fin, la lista es larga y Ecuador desperdició la oportunidad de dar alegría a su afición.