La marchista Maritza Guamán se entrena en el estadio Reina del Cisne, de Loja. Foto: Manuel Quizhpe / EL COMERCIO
Su presencia en la pista del estadio lojano Reina del Cisne no pasa inadvertida. Los entrenadores y los atletas mueven la cabeza y saludan con cordialidad. La marchista Maritza Guamán Maza es recíproca: sonríe, agita su mano derecha y se acerca a conversar.
Con sencillez recibe los halagos por su clasificación a los Juegos Olímpicos de agosto próximo en Río de Janeiro, Brasil. El cupo lo obtuvo el pasado 8 de mayo, en el Mundial de Marcha por equipos, que se cumplió en Roma, Italia.
La campeona panamericana juvenil de marcha está feliz, porque su sueño se concretó tras superar obstáculos.
Incluso sacrificó su profesión de Psicóloga Educativa, título obtenido hace cuatro años en la Universidad Nacional de Loja.
Su meta inicial fue clasificarse a los Olímpicos en Londres 2012. Pero no se cristalizó. Su hermana mayor, Yadira (29 años), sí lo consiguió.
“Queríamos ir las dos, pero no se pudo”. Entonces, quedó pendiente ese desafío y en Roma se logró la ansiada revancha.
La más satisfecha es Yadira, quien en los dos últimos años financió la preparación y los viajes de su hermana menor. Maritza, de 28 años, cuenta que “las vitaminas, los zapatos y la indumentaria que tengo me compró ella, incluso me daba para los pasajes del bus”.
Yadira, profesora de cultura física del Colegio Bernardo Valdivieso de Loja, reunía dinero para que su hermana compitiera en Roma. Sin embargo, en la víspera del viaje, el Ministerio del Deporte comunicó que asumirá los gastos de la participación en Italia.
Por falta de respaldo económico, la psicóloga de profesión decidió que su última carrera sería el 25 de octubre del 2015 en Nueva York, Estados Unidos.
Pero quedó a dos segundos de la marca olímpica y eso la motivó a seguir entrenándose. En Roma registró 01:35,07 en los 20 km; superó la marca exigida por la IAAF (01:36,00).
A Maritza, en su hogar la conocen como Jeaneth (su segundo nombre). Es hija de Juan Guamán y Eugenia Maza. A su padre lo apodan ‘Tío Juan’, en el barrio Buena Aventura, de la parroquia Timbara, en Zamora Chinchipe.
Él elabora y comercializa melcochas.
Su madre, en cambio, está en constantes viajes. Los días laborables acompaña a sus cinco hijos (tiene tres varones) en Loja; mientras los sábados y domingos se dirige a Zamora Chinchipe. “Allí le ayudo a mi esposo a moler caña para elaborar panela y vender jugo. También vendo miel, tilapia y caldo de gallina criolla”.
En su ausencia, Jeaneth se convierte en la ‘madre’ de sus hermanos varones. Ella prepara los alimentos y organiza las labores del hogar. Le gusta preparar guatita, repe y arroz relleno. Este último plato consiste en arroz con pollo, mortadela y choclo.
Hace cuatro años, la andarina olímpica ingresó al Movimiento Juan XXIII. Los miércoles, en la noche, asiste a los ensayos con el coro; los jueves se reúne con la comunidad de Yaguarcuna, un barrio donde vive desde que llegaron procedentes de Zamora Chinchipe.
Guamán está convencida que su vínculo al movimiento la ayudó a creer más en Dios y a cumplir sus retos.
“No canto tan bien pero intento agradar a Dios”. Ella participa en las misas que se realizan en la iglesia La Pradera de Yaguarcuna. También es devota de la imagen de la Virgen de El Cisne.
Luis González, su técnico desde hace 20 años, pone énfasis en la disciplina y constancia de su dirigida para entrenarse.
Además, realza su título profesional. “En el país, no todas las seleccionadas élite han compaginado el deporte con los estudios universitarios. Ese es un gran mérito”.