El Pan de Azúcar es la Torre de Babel en Río de Janeiro

Los hinchas de Ecuador, Colombia y de todas partes del mundo recorren los sitios más atractivos de Río de Janeiro. Foto: Marcos Vaca/El Comercio

Los hinchas de Ecuador, Colombia y de todas partes del mundo recorren los sitios más atractivos de Río de Janeiro. Foto: Marcos Vaca/El Comercio

Los hinchas de Ecuador, Colombia y de todas partes del mundo recorren los sitios más atractivos de Río de Janeiro. Foto: Marcos Vaca/El Comercio

Al fin un poco de calor en Brasil. En Río, aunque está nublado, está de clima más cálido. Es lunes, día en que juega la Selección brasileña. En el centro hay tráfico. Las oficinas trabajaron hasta el mediodía, los que aprovechan el clima son los turistas.

Río de Janeiro es la puerta de entrada a Brasil, la ciudad es la que mayor tráfico de visitantes tiene y eso se siente en los sitios turísticos.

El Pan de Azúcar parece una Torre de Babel de idiomas y de acentos. Se oye inglés estadounidense, alemán, unos cuantos franceses...

Los latinos tienen más presencia, especialmente los colombianos. Llevan camisetas de la Selección de su país y no dudan en gritar vivas por el buen desempeño del equipo.

“Estamos con la Selección hasta donde llegue”, amenaza uno de los hinchas que lleva, además de su camiseta, un sombrero de bufón amarillo, azul y rojo.

Son las 15:00, en dos horas juega Brasil; eso explica la poca presencia local. A los trabajadores de los almacenes de recuerdos y de comida en el Pan de Azúcar ya se les nota cansados o pareciera que quieren cerrar los negocios e ir a ver el fútbol; de todas maneras ya llevan las camisetas verdeamarillas.

Desde el Pan de Azúcar hay una vista de 360 grados de Río. Los futboleros más curiosos quieren saber dónde es la sede de concentración de Brasil: “Allá, por las montañas. Ahí donde está un pico como dedo de Dios”, explica un guía a un grupo de estadounidenses que recorren el lugar y aprovechan para preguntar el sitio de concentración.

Para llegar a la cima se debe tomar dos teleféricos a un costo de 31 reales (USD 15 en cotización de Ecuador). Hay que hacer fila con gente de todas partes del Mundo.

Las épocas de Carnaval y verano son las más visitadas. La guía Rossana Fernandes no se atreve a decir cuántas personas suben al Pan de Azúcar “miles de cientos”.

Una hora en el Pan de Azúcar y empiezan a llegar más franceses con guías locales. No se siente rivalidad, ni ecuatorianos ni galos gritan a favor de sus equipos; guardan energías para el partido del miércoles en el estadio Maracaná o están alucinados con el Río de Janeiro de 360 grados.

Ellos, por ahora, aprovechan para conocer y recorrer una de las ciudades íconos.