La estadounidense Julianna Peña, de padre venezolano y madre mexicana, sometió a la brasileña Amanda ‘la Leona’ Nunes en el segundo asalto del UFC269 para proclamarse campeona del peso gallo de la UFC en la madrugada del domingo 12 de diciembre del 2021 en Nevada, Estados Unidos.
Nunes dominó el primer asalto. Se impuso en el intercambio de pie y conectó con contundencia a Peña. A ras de lona tomó la espalda de la aspirante con aparente facilidad. Todo hacía indicar que iba a ser otra victoria sencilla de la que, para muchos, es la mejor artista marcial femenina de la historia de la UFC. Nada de eso.
El segundo asalto fue totalmente distinto. Peña propuso, se atrevió y miró de tú a tú a la leyenda. Planteó un intercambio de poder y la ya excampeona cayó en la provocación. Dejó de lado un planteamiento más táctico y sosegado, lo pagó caro. La dinamita de la aspirante dejó tocada a ‘La Leona’ que no tuvo más remedio que agarrarse a un clavo ardiendo ante el poder de su rival. En la lona brilló el jiu-jitsu de la estadounidense, que sometió a Nunes con una guillotina que certificó una de las sorpresas del año.
‘La Leona’ lució humana y cayó. Peña, con un récord de 12 victorias y 4 derrotas, se coronó como la quinta campeona del peso gallo femenino de la historia de la UFC tras una batalla en la que pesó más la actitud de la aspirante que la aptitud de la leyenda.
Nunes había lucido a nivel aparentemente inalcanzable durante sus últimos enfrentamientos. Desde 2014 no conocía la derrota, sumó en ese tiempo 12 victorias al hilo nueve títulos -seis del peso gallo y tres del pluma.
En el combate estelar de la noche, el brasileño Charles Oliveira retuvo el cinturón del peso ligero de la UFC tras someter al estadounidense Dustin ‘el Diamante’ Poirier.
Oliveira, que pese a ser campeón no llegaba con la vitola de favorito, calló a los escépticos con una contundente victoria ante un Poirier que lució bien, aunque no lo suficientemente completo. El brasileño dio un golpe sobre la mesa y se reivindicó al frente de la división del peso ligero.
No hubo lugar a la especulación. Desde el primer momento ambos conectaron con contundencia, Poirier golpeaba con más poder que el campeón, que trató de sofocar la efervescencia del aspirante presionando contra la reja.
Oliveira probó la potencia de Poirier, que lo mandó a la lona en varias ocasiones. El brasileño, un superviviente nato, no colapsó, se repuso y cerró con fuerza la primera entrega.
En el segundo asalto Oliveira cambió la dinámica. Las manos de Poirier pesaban más de lo esperado por lo que buscó la lucha. Más conservador, conquistó posiciones de dominio desde las que ganar tiempo de control, encajar buenos codos y así minar la dureza de ‘el Diamante’ de Lafayette.
El brasileño siguió con su misma línea de trabajo y sacó rédito en la tercera manga. Tomó rápidamente la espalda de Poirier, que se vio superado por la telaraña tejida por Oliveira en forma de un jiu-jitsu. El campeón ejecutó, en un abrir y cerrar de ojos, un mataleón al estadounidense para sumar su vigésima victoria por sometimiento.
Oliveira se reivindicó ante un Poirier que venía de ganar en dos ocasiones a Conor McGregor y al que se daba como favorito en las apuestas. El estadounidense había rechazado la pelea por el título para hacer la revancha con el irlandés, que le valió para obtener un importante montante económico. El campeón, para muchos, no era un monarca del todo legítimo hasta que se midiese con ‘el Diamante’.
El brasileño, con un récord de 32 victorias y 8 derrotas, demostró que la victoria por el título ante el estadounidense Michael Chandler no era algo circunstancial o pasajero. Reivindicó ser legítimo portador de los 5 kilos de oro y cuero que le acreditan como campeón del peso ligero. El reinado de Oliveira acaba de comenzar.