Octavio Zambrano dirigió en Colombia, Estados Unidos y llegó a Ecuador el año pasado a dirigir a El Nacional.
Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Antes de empezar la entrevista, Octavio Zambrano dice que prefiere ya no hablar del problema de los juveniles con edades e identidades adulteradas. Sin embargo, luego de media hora de diálogo, se puede escarbar preguntas en un tema que estalló por él.
¿No se arrepiente de haber destapado el escándalo de los juveniles?
En absoluto. Alguien tenía que hacerlo. Cuando lo hice me saqué un gran peso de encima. Estaría muy descontento como persona si no lo hacía. El problema de los juveniles salió a la luz y de mi parte estoy tranquilo. Lo que suceda de ahora en adelante a mí ya no me compete en nada.
¿Esto no fue una cortina para tapar sus resultados como DT de El Nacional?
Eso lo dijo la prensa amarillista que no tenía los pantalones bien puestos para denunciarlo. Cuando lo denuncié me acusaron de eso. No podía concentrarme en el trabajo solo de pensar que en mi país se estaba jugando un Campeonato donde había situaciones anómalas, que todos sabían y nadie hacía nada. Eso era una situación incoherente. No era humo para tapar lo que hice como entrenador de El Nacional.
¿Pero usted también puso a juveniles pasados?
Hay un récord (grabación) que está ahí. Cuando yo denuncié lo dije claro: ‘incluido los de El Nacional’.
Entonces, ¿sí sabía?
¡No! Yo sabía que era un problema a nivel del país. Cuando denuncié dije: que se haga una investigación de todos los juveniles, incluidos los de El Nacional. Le puedo conseguir la grabación. No es que me eximí o era ajeno a la problemática. De tantos futbolistas que había en las formativas había algunos que eran parte del problema. Sinceramente, no sabía que ‘Corozito’ era uno de ellos. De haberlo sabido hubiese hablado con la dirigencia.
¿No fracasó como DT en el fútbol ecuatoriano?
No, porque si fracasé ha fracasado Rubén Darío Insúa (actual técnico del club) y los otros técnicos. ¿En qué posición está el equipo? Hice lo que humanamente pude como entrenador. Se armó un buen equipo dentro de las posibilidades y no creo que haya fracasado de ninguna manera. En el segundo semestre que dirigí hubo distracciones. Una de ellas fue el tema del juvenil. No podía convivir viendo que había cosas anómalas como si nada sucediera.
¿Qué ha cambiado en El Nacional de esta etapa?
Una pieza importantísima es Preciado (Édison). Enfrenté el torneo con Miguel Álvarez y Felipe Mejía, como los dos arietes. Los dos delanteros. Dije desde el comienzo que los dos eran una gran apuesta para el club. Preciado es un jugador que ha tenido un paso por México. El equipo es más fuerte con la inclusión de Preciado.
¿Un equipo puede cambiar tanto con un jugador?
Por supuesto. Hay que analizar los partidos que ha ganado El Nacional. Son con goles de Preciado. Él ha sido el que ha hecho el gol o el pase gol. Un jugador puede cambiar a un equipo muchísimo y él le ha dado una cuota ofensiva y una cuota de gol. Nosotros le apostamos a los jóvenes. Esa fue nuestra propuesta.
¿En qué se equivocó?
Sería arrogante decir que uno no se equivocó en nada. Hubo momentos en los que quizá tuvimos una alineación diferente. Quizás el tema de los jugadores que vinieron. Pedimos a (Luis) Romero y (Hólger) Matamoros. Debí ser más enérgico y demandar más en referencia a las contrataciones.