Hernán Galíndez dice que Católica debe aprovechar este momento único para pelear por la final. Habla del grupo, de Jorge Célico y de las claves del trabajo.
¿Cómo hace un equipo que el año pasado jugaba en la Serie B para pelear los primeros puestos esta temporada e incluso pensar en la final? ¿Cuál es la receta?
La gente piensa que cuando un equipo está recién ascendido lo que hay que pelear es la permanencia. Pero, a inicio de año, en una de las primeras charlas, Jorge (Célico) nos reunió y nos dijo: Muchachos, nosotros debemos pelear por estar arriba. Todos nos quedamos mirando sorprendidos, pero él fue convenciéndonos de a poco.
Pero, una cosa es el discurso de un técnico motivador a inicio de año donde todo está en cero. ¿Hay algún momento en que el equipo empezó a creer en sus opciones a plantearse el objetivo de la final? Fue casi al final de la primera etapa. Le ganamos al Deportivo Quevedo, un equipo al que en la Serie B no habíamos vencido nunca el año anterior. Y luego vinieron una seguidilla de partidos en los que ganamos. Entonces el discurso cambió, nos dimos cuenta que teníamos equipo para pelear.
Ocho de los 11 jugadores que alinea habitualmente el equipo actuaban el año pasado en la B. ¿,Cuánto ayuda ese conocimiento en el momento de ganar juegos?
Solo Federico Laurito, Pablo Palacios y Cangá no estuvieron en el equipo del año pasado. Nos conocemos bien, tenemos clara la idea de Jorge (Célico), quien además siempre está cerca del jugador corrigiéndolo y empujándolo. Es un técnico que incluso nos dice “hijos” a los jugadores, lo cual es una palabra muy fuerte, muy simbólica y que a mí me llama la atención.
Es recurrente que la mayoría de los jugadores de Universidad Católica hable bien de Célico. ¿Usted que rescata de él?
Cuando llegué al país, yo venía de seis meses sin jugar. Llegué y me concentraron en la Casa de la Selección y Jorge Célico fue a verme. Allí, él me dijo que si yo estoy bien, siempre voy a atajar. Me transmitió una seguridad que para mí fue determinante.
Desde aquella declaración de su entrenador, usted ha jugado 76 partidos consecutivos y solo ha recibido tres tarjetas amarillas. Pocos saben que la Católica tiene un arquero suplente que se llama Rodrigo Perea…
En el grupo me molestan con eso. Nunca antes en la vida había jugado tantos partidos ni he recibido tan pocas tarjetas amarillas (NDLR: la última fue ante Barcelona en la segunda fase del torneo). Pero con Rodrigo, con Mario Quiroga y Manuel Villegas somos un grupo de trabajo que siempre está unido y que busca lo mejor para el equipo. Cuando yo necesito mejorar en algún aspecto técnico hablo con ellos, les digo trabajemos esto o necesito esto y siempre encuentro una respuesta.
Jugó en la Serie B y ahora en la Serie A. ¿Puede establecer las diferencias fundamentales entre las dos categorías?
Cuando llegué en el 2012, la primera referencia que tuve es que Católica quería ascender y que en el 2011 no subió por un punto. Las diferencias entre las categorías son enormes: la Serie B tiene canchas malas, unas con unos huecos enormes, casi no hay gente que te vaya a respaldar. Yo iba con ‘Facu’ (Facundo Martínez) a la Casa Blanca a ver partidos y le decía: mirá que yo quiero jugar acá con Católica, ganar partidos aquí, que toda esta gente me vea. Lo mismo cuando miraba los partidos de Emelec, Barcelona, cuando lo veía a Banguera o a Dreer que están en mi puesto. Yo no quiero volver a jugar en la B. Siempre quiero estar en la A.
¿El no volver a la B o el saber de donde vinieron es otra de sus formas de motivarse?
Es uno de los argumentos centrales que usa Jorge Célico y los muchachos en las charlas del grupo. La idea es que nosotros la peleamos desde abajo, que estamos ante una oportunidad única de llegar a una final. No sabemos si este momento se va a repetir, por eso hay que pelear hasta el final. Así nos motivamos, eso es lo que nos recordamos en todo momento en el equipo.
¿Toman como ejemplo lo que pasó con Liga? En el 2001 jugó en la Serie B y luego fue construyendo y planificando hasta conquistar copas internacionales.
Es una referencia necesaria, lo de Liga fue importante. En las charlas, siempre decimos que queremos salir en Fox Sports, que nos vea la familia en el extranjero. También jugar en canchas de Brasil, de Argentina…
Usted es un activo tuitero (su cuenta es @Galindezarq12). En las redes sociales y en las conversaciones futboleras es muy frecuente escuchar que es cuestión de tiempo para que ustedes se caigan. ¿Qué le generan esos comentarios?
Al inicio me daba mucha bronca. Luego lo tomé más tranquilo y en general vi cómo la hinchada de otros equipos y la gente del periodismo empezaba a hablar más de nosotros, de los triunfos, de lo bien que jugamos. El discurso sobre nosotros se modificó.
En Barcelona, la presión es ganar títulos al igual que en Liga o Emelec. En Universidad Católica, ¿cuál es la presión?
Yo no me dejo llevar mucho por el número de hinchas. La presión está en tener 10 000 hinchas o 100. Yo estoy muy contento con los seguidores de Católica, que siempre nos han acompañado, que han vivido este proceso hermoso con nosotros. Cuando ascendimos, la gente me abrazaba y me decía gracias. Eso es inolvidable.
Volviendo a los hinchas y las redes sociales. ¿Si sabe qué fama tiene Emelec en las finales?
(Sonríe), me han contado que en los últimos años ha perdido finales. Los hinchas de Barcelona nos suelen pedir que le ganemos, que tenemos con qué. Pero Emelec tiene buen equipo.
HOJA DE VIDA
Hernán Galíndez
Su biografía. Nació el 30 de marzo de 1987 en Rosario, Argentina. Mide 1,89 y es profesional desde el 2008.
Su experiencia. Se inició en Rosario Central, luego pasó a Quilmes en su país. Desde el 2012 es el golero y uno de los referentes de U. Católica.
Estoy muy contento con los seguidores que tiene Católica, que siempre nos han acompañado. Cuando ascendimos, la gente me agradecía. Eso es inolvidable.