El retrato de Neymar en la cabeza, un boom en Brasil

Marcelo Ferreira muestra el corte realizado a uno de sus clientes en las favelas de Brasil. Foto: AFP

Marcelo Ferreira muestra el corte realizado a uno de sus clientes en las favelas de Brasil. Foto: AFP

Marcelo Ferreira muestra el corte realizado a uno de sus clientes en las favelas de Brasil. Foto: AFP

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Anderson Guimaraes aguarda su turno en esta inusual barbería de paredes descascaradas decorada con ristras de banderines de Brasil. Como muchos otros, quiere el corte de moda en las favelas de Río: un retrato de Neymar esculpido en pelo en la nuca.

Catorce barberos trabajan aquí de lunes a lunes, casi sin interrupción. Algunos hasta duermen en la peluquería, en medio de las favelas de Manguinhos y Jacarezinho, donde el tiempo parece haberse detenido.

Cada barbero alquila aquí una destartalada silla de peluquero por nueve dólares al día. El local se llena rápidamente de clientes que vienen a afeitarse, charlar, mirar un partido de fútbol y hasta leer la autobiografía del obispo evangélico Edir Macedo, fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios.

La especialidad de la casa, que atiende a un 98% de hombres, es el 'corte da jaca', inventado en la cercana favela do Jacaré (pegada a Jacarezinho, donde nació el astro Romario) hace una década: rapado a cero atrás de las orejas y la nuca, y más alto encima, en la base del cráneo.

Arte en cuero cabelludo

Pero hay variantes, y aquí viene la genialidad de Marcelo Ferreira, el 'crack' de la barbería, de 22 años, capaz de esculpir en una nuca a pura navaja un Neymar, la bandera brasileña, seis estrellas del deseado 'hexa' o el tatú Fuleco, la mascota de la Copa.

Guimaraes ha venido a hacerse el retrato de Neymar en el cráneo por segunda vez. Los curiosos se agolpan a su alrededor. Sostiene en alto una tableta con una foto en blanco y negro del delantero estrella de la Seleçao, mientras Ferreira dibuja con lápiz negro en su nuca y afila la navaja.

La primera vez que se cortó así el cabello, al inicio de la Copa, "la gente quería sacarse fotos conmigo” . "Cuando entraba al metro, me preguntaban dónde me lo hice, pedían el teléfono de la barbería. Tuve mucho éxito con las chicas”, dice riendo este joven de 24 años.

El corte lleva tres horas y cuesta 45 dólares. No todos pueden darse ese lujo. A Yuri Nascimento, de 11 años, le encantaría, pero su madre, que no trabaja y mantiene tres hijos con un subsidio gubernamental de 191 dólares al mes, opta finalmente por un 'ala delta' a seis dólares: mohicano enrulado de tres cm y rapado a cero a ambos lados.

"Hay clientes que me piden el cabello como Messi. Otros como Cristiano Ronaldo. Pero lo que más me gusta es hacer el dibujo de Neymar”, dice Ferreira, cuyo look imita a la perfección el del astro de la Seleçao: grandes 'diamantes' en ambas orejas, gorra de béisbol con visera chata, luces de rubio platinado en la cresta, bigotito de dos milímetros pegado al labio superior y barba candado cortísima.

Ferreira vive en Manguinhos y hace unos meses ganó una "batalla de barberos” con sus dibujos esculpidos en pelo. El premio fue un curso de barbero en Copacabana, en la zona más rica de la ciudad, a más de una hora de autobús de aquí.

Trabajo social
El dueño de la barbería, Pedro Faria, de 43 años, supervisa satisfecho el ajetreo del salón.

"Lo que yo hago aquí es generar empleo. Ya he dado oportunidades a chicos que viven en la calle, que eran adictos al crack o narcotraficantes. Acá les enseñamos a cortar el cabello y la barba, y luego les alquilo una silla para que consigan sus clientes”, dice orgulloso.

"Si el gobierno hiciese lo mismo en otras favelas, si me ayudase a hacer lo mismo en otros sitios, no habría tantos delincuentes como ahora”, asegura.

Otro barbero, Marcos Adriel, un exsoldado de 23 años, celebra que ya los clientes no vienen armados, como antes de que la policía reconquistase ambas favelas, feudo del narcotráfico.

"El clima era mucho más violento, no se sabía quién era quién. De repente en tu silla se sentaba el dueño del morro. Ahí no daba para equivocarse, estaba en riesgo tu vida si le errabas al corte. Fue así que aprendí más, practicando día y noche”, se ríe.

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