El mundo del tenis ya puede sentirse otra vez en plenitud: Rafael Nadal, el ‘Rey de la arcilla’, está de regreso para hacer temblar a los astros Novak Djokovic y Roger Federer.
Retornó Nadal y junto a él volvieron también las manías: los golpecitos con la raqueta en las zapatillas antes de un saque, el cabello acomodado con una vincha, el brazo levantado en señal de victoria… También están de vuelta las defensas imposibles, los reveses de zurda, los gritos de guerra y la mentalidad indestructible.
Regresó el hombre que hizo llorar a Federer en Australia, que supo encontrarle la vuelta a Djokovic tras siete derrotas consecutivas, el hombre que construyó un dominio sin precedentes sobre arcilla y que solo perdió una vez en su carrera en Roland Garros. Pero sobre todo, Nadal volvió a hacer lo que más le gusta: jugar al tenis.
Poco importa si se trata de un Grand Slam o la disputa de un pequeño torneo como el ATP 250 de Viña del Mar. “Yo he venido a jugar”, fue la definición del español. Fueron siete meses de lesión con muchas horas de rehabilitación y fortalecimiento de su rodilla izquierda. Algunos decían que ya no sería el mismo tras su regreso.
La victoria por 6-3 y 6-2 ante el argentino Federico Delbonis en su debut en el ATP chileno, un torneo al que su entrenador Toni Nadal consideró “tan importante como Roland Garros”, no fue casual. “La verdad es que después de meses sin vivir algo así ha sido bonito y emocionante”, comentó ‘Rafa’, número cinco del mundo No estuvo en su mejor nivel, algo de esperar tras su larga ausencia, pero jugó de menos a más y le bastó para avanzar con comodidad a los cuartos de final del torneo, donde espera al ganador del duelo Albert Montañés y Daniel Gimeno.
“La rodilla está mejor, pero todavía duele y posiblemente siga doliendo las próximas semanas. De los objetivos de ‘ranking’ ni hablar, tampoco de Roland Garros”, dijo .