El fanático futbolero brasileño no está angustiado en extremo por la inseguridad y los problemas de salud e infraestructura que golpean a la sede del Mundial. En un país en el que el fútbol es una religión al ‘torcedor’ le inquietan los enemigos que amenazan con arruinar a la ‘Selecao’.
Los enemigos para los ‘devotos’ de la ‘Canarinha’ ya se presentaron: Alemania y Argentina. En las calles, en los centros comerciales, en los hospitales… empiezan a averiguar por la ‘trituradora’ alemana y por el equipo que lidera Lionel Messi, esta vez empeñado en dejar su marca y seguir el legado de Diego Maradona.
Es Alemania un equipo que impone respeto frente a la actual selección de Brasil, que tiene buenos jugadores pero diferentes a Rivelino, Garrincha, Pelé, Sócrates o Ronaldo, que enamoraron al mundo con su ‘jogo bonito’. Neymar intenta ser el único sucesor de esos ‘cracks’ en un plantel actual que tiene a guerreros como Thiago Silva, Hulk, Fred…
Ante ellos, aparece el equipo germano que –ahora- combina la potencia de Boateng y el buen pie de Özil, Götze y Müller, instruidos estos dos últimos por Pep Guardiola en el Bayern.
“Que llegue Brasil como sea a la final o, sino que sea un gran equipo como Alemania… No queremos ni imaginar a Messi levantando una Copa en Brasil”, me comentó Jorge, ciudadano de Brasilia, con una risa nerviosa.
No todos piensan así. Les gustaría ver que ‘Lio’ perdiera la final ante Brasil. El calendario sí pudiera ubicar a las dos escuadras sudamericanas en una hipotética final. Pero, antes, los locales pudieran encontrarse con Alemania en semifinales.
Al margen de los cálculos o las predicciones de la tortuga ‘cabecao’ (que intenta ser la sucesora del pulpo Paúl), los brasileños se encomiendan a Neymar y el grupo de guerreros que le custodian. Alemania sigue su camino para tomarse la revancha del 2002 cuando Brasil le dejó sin el título Mundial. ¿Y Messi? Nadie sabe si será capaz de conllevar toda la presión de su país en un equipo que dispone de algunos de los mejores goleadores del planeta (Higuaín, Agüero), pero una defensa en nivel inferior.
Con Argentina y Alemania en la mira, al país anfitrión de la Copa se le olvida algo. Su real adversario es su propio equipo. Scolari –que contrató a tres psicológos para la plantilla- tiene la misión de eliminar las pesadillas de un ‘Maracanazo’ en los siguientes partidos, mantener su estilo de juego –ahora más práctico-.
Eso sí, siempre hay la posibilidad de que otras selecciones poderosas como Italia o un equipo ‘out sider’ se roben el protagonismo.
Mientras, tanto el camino está abierto y los devotos de la religión de la ‘Selecao’ lucirán sus mejores camisetas ‘verdeamarelas’ y mirarán de reojo a Alemania y Argentina, los enemigos visibles por ahora.