Roberta Macas Guamán, de 11 años, se abre camino en el motociclismo ecuatoriano. Foto: cortesía Robert Macas
Roberta Macas Guamán cumplirá 11 años el próximo 27 de abril del 2020. Pese a su corta edad, la pasión por el motociclismo es evidente. El deporte tuerca lo heredó de su padre, Robert Macas, quien aún compite en la clase de 450 cm³.
La niña oriunda de Saraguro se destaca a escala local y regional; sin embargo, su sueño es convertirse en la mejor motociclista del Ecuador. “Me emociono cuando me subo a la moto y compito por mi provincia. Es divertido y en cada carrera me gusta brindar espectáculo a los presentes”.
Es alumna del quinto año de básica del Colegio San Francisco de Saraguro. Estudia en la mañana y se entrena por la tarde, en una pista cercana a su domicilio, con la compañía de su progenitor. De vez en cuando tiene el asesoramiento del piloto Nicolás Merchán.
Delia Guamán, su madre, cuenta que la aventura se inició cuando tenía 5 años. La niña colocaba en el patio de su vivienda unas tablas en forma de rampas para saltar con su pequeña bicicleta. Debido a su insistencia, un año más tarde su padre le compró su primera moto, que ya era usada.
Guamán recuerda que “su padre la subió a la moto en la pista de Cochapamba, que es amplia, le dio ciertas instrucciones y con dos vueltas de apoyo, la tercera ya manejó sola”. Pocos meses después se estrenó en una carrera en Loja y con rivales varones de su edad.
Roberta Macas (centro) con su padre Robert (der.). Foto: Manuel Quizhpe/ EL COMERCIO
Su estreno no fue auspicioso, porque después de dar dos vueltas en la pista ya no quiso seguir. En Cuenca, en su segunda aparición, corrió con más confianza porque tenía a Fernanda Carrillo como rival, ya no eran únicamente varones. Desde entonces, sus progresos han sido notables.
Hasta el 2019, compitió en la categoría de 50 cm³; mientras este año se entrenó en la clase de 65 cm³ con motivo de la carrera en Los Encuentros, en Zamora Chinchipe. Allí terminó tercera por desperfectos mecánicos en la moto, que fue adquirida por sus padres en USD 7 500.
Guamán, quien reza y trata de apaciguar sus nervios durante una carrera, reconoce que todo esfuerzo vale la pena cuando se trata de ayudar a impulsar los retos de los hijos. “La moto compramos a crédito para pagar en cinco años”. Ella y su esposo tienen un minimarket en la entrada al cantón lojano de Saraguro.
El objetivo de Roberta es incursionar este año en los campeonatos nacionales para posteriormente dar el salto internacional. Ella quiere seguir los pasos de su coterráneo Willy Guamán (no tiene ningún parentesco), el primer piloto indígena que con 13 años se convirtió en campeón latinoamericano en la clase de 85 cm³.
La motociclista de 10 años quiere ser campeona nacional e internacional. Su madre la define como una niña respetuosa y destacada estudiante. Es la única hija.
Roberta no quiere involucrarse a otras disciplinas, pese a la insistencia de sus compañeras del colegio para que juegue baloncesto. “Les digo que soy una apasionada de las motos y que mejor me acompañen cuando compito en Saraguro”.
Su pasión por el motociclismo contagia a toda la familia. Su abuelo paterno donó un terreno en el sector de Tambopamba para que allí se construya una pista exclusiva de motos para su nieta. La obra se ejecutará a finales de este mes y no se descarta que sirva para alquilar a otros pilotos.