Las chicas de Yanasasha Warmis posan en la cumbre del Rucu Pichincha. Foto: cortesía Yanasasha Warmis
Para ellas, es un empoderamiento femenino. Es romper esquemas en una actividad deportiva considerada exclusiva para hombres. “Te permite conocer tus límites”, dice Jennifer Mena.
Ella forma parte de Yanasasha Warmis, un club de montañismo integrado solo por mujeres. “Fue una idea que me surgió un fin de semana cuando hice cumbre en el Carihuairazo. En las montañas siempre hay más hombres que mujeres”, detalla Margarita Cajo.
Su inquietud la fue plasmando de a poco junto a deportistas experimentadas como Carolina Ojeda y Lidia Sampaz, que participan de excursiones en sus clubes con hombres y mujeres.
Margarita se apoyó en ellas para organizar la primera salida femenina, que le sirvió para evaluar la condición física de aquellas inquietas damas, que aceptaron el desafío.
“Abrí un grupo en WhatsApp. Los pedidos de inclusión ha ido creciendo cada semana”, añade Margarita con una sonrisa impregnada en el rostro, porque ve que su sueño se plasmó en realidad.
Su comunidad ya tiene 56 integrantes aunque a las salidas a la montaña los grupos llegan a 22, en promedio.
La primera salida fue al Pasochoa, a 4 860 metros de altitud. “Nos permitió evaluar el estado físico de muchas chicas. Llegaron a la cumbre 8, las más experimentadas y con experiencia en otros deportes con el trail running”.
Margarita comentó con enorme felicidad que una de las chicas que llegó a la cumbre fue Sofía Mena, de 22 años. Era la primera vez que escalaba una montaña.
Sintió felicidad, también, porque el otro grupo, el de menos experiencia, llegó a los 3 600 m de altitud. “Es una asignatura pendiente que queremos repetir para que todas podamos llegar a la cumbre”.
La siguiente salida fue al Rucu Pichincha. Las 22 chicas que salieron a esta aventura llegaron a la cumbre. Jennifer Mena relata, con enorme emoción, esas sensaciones vividas a 4 784 metros. “Llegamos a la cumbre con mi madre, Marcia Benítez. Ella tiene 52 años y pensaba que no lo iba a lograr. Todas lloramos”.
Jennifer no tenía experiencia en la montaña. Es más, pensaba que por sus 170 libras nunca lo iba a lograr. “Cuando bajé le conté a todos. Les decía que en el mundo no hay mujeres con talla plus que hayan llegado a la cima”.
Lo recuerda y vuelve a emocionarse, porque, además, estas salidas a la montaña le han permitido acercarse a su madre, luego de superar problemas familiares. “Ha sido toda una experiencia enriquecedora, tanto en lo físico, como en lo emocional”.
El tercer reto cumplido por las ‘Warmis’ fue el Rumiñahui Central (4 630 m). Llegaron a la cima las 21 montañistas que salieron de Quito y sus alrededores, porque el club ya no es solo local, ya se volvió provincial.
Las salidas las hacen solas o con un guía. Han alcanzado tres. Foto: cortesía Yanasasha Warmis
La agenda continuará con el Corazón (4 780 m), Illiniza norte (5 248 m) y quieren terminar este primer año de vida con la cumbre del Cotopaxi a 5 897 metros de altitud.
Para ir al ‘Coto’, el grupo ingresará a un curso de glacial para aprender técnicas para escalar en hielo, manejo de piolet, agarre en roca, realización de nudos. Las ‘warmis’ deberán rentar equipos especializados para este tipo de actividades de alto impacto.
En los próximos días, Yanasasha Warmis organizará una fiesta-canelazo para recaudar fondos y lograr financiar el curso para las 20 chicas que irán al Cotopaxi el 15 y 16 de diciembre.
Y si bien la agenda de este año aún es amplia, los sueños de Margarita continúan.
“Estamos haciendo gestiones con comunidades femeninas del extranjero”. Uno de esos grupos son las Cholitas Escaladoras, conformadas por mujeres aimaras que retan los picos más altos de Bolivia.
“Quiero que más chicas vengan a nuestro club porque, en la cima de la montaña, tocamos el cielo con las manos”, dijo Margarita Cajo.