La flamante campeona de la Copa América de ciclismo de montaña celebrada en Perú en mayo de 2019 vivió otro de sus peores momentos al ser acusada de lesionarse adrede en 2018 tras ganar una medalla de bronce en la prueba de contrarreloj de los Sudamericanos de Bolivia. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
La ecuatoriana Miryam Núñez ha tenido que resistir duros golpes que estuvieron a punto de hacerla bajar de su bicicleta. Uno de los más brutales lo propinó un entrenador que le aconsejó dejar el ciclismo y dedicarse a casarse y tener hijos.
Afirmó que se ha levantado “dos millones de veces” después de haber caído “un millón”, y garantizó que el machismo la “ha tocado duro” durante su carrera.
“Muchas veces he pedido apoyo y me comparan con un hombre de élite: si voy a hacer lo mismo que él, si voy a llegar a lo mismo que ha llegado él, cuando la fuerza es muy diferente”, lamentó.
Con todo, la doble medallista de bronce en los Juegos Bolivarianos de Santa Marta 2017 ha conseguido sobreponerse a los dos peores momentos de su vida deportiva: la lesión que le dejó fuera de juego durante casi un año y las actitudes machistas de su entorno, como la del entrenador aquel.
La flamante campeona de la Copa América de ciclismo de montaña celebrada en Perú en mayo de 2019 vivió otro de sus peores momentos al ser acusada de lesionarse adrede en 2018 tras ganar una medalla de bronce en la prueba de contrarreloj de los Sudamericanos de Bolivia.
Núñez parte como una de las serias candidatas a medalla en ciclismo en los Juegos Panamericanos que comienzan el 26 de julio en Lima.
Comenzó en esta disciplina a los 13 años cuando su hermano mayor la llevó a hacer rutas con su equipo de entrenamiento, en el que solo había hombres.
Fue esa una poderosa razón para la reticencia de su padre. “Dijo que era un deporte solo para hombres, pero con el pasar del tiempo, él llegó a acompañarme a las carreras. A él le gusta verme correr y soy la consentida de la casa por ser la única deportista”, dijo.
Natural de Riobamba, Núñez dejó los estudios para dedicarse por entero al ciclismo profesional. Pero dijo que no ha encontrado el respaldo en su país, incluso fue expulsada del Plan de Alto Rendimiento, por lo que tuvo que esforzarse mucho más para volver a la élite.
“He hecho muchas cosas por la provincia. Pedí que me ayudaran a sacar una beca para una universidad a distancia, que para mí sería fabuloso poder estudiar y entrenar. Pero me cerraron las puertas, no me ayudaron, me dejaron sola”, apuntó.
Pese a ello, la joven nacida en la central región de Chimborazo continuó con su trayectoria ascendente y se convirtió en junio en la primera ciclista ecuatoriana contratada por un equipo profesional, el mexicano Swapit-Agolico Cycling Pro Team.
A los 24 años tiene claro que tras la retirada se dedicará a estudiar cultura física con el objetivo de convertirse “en la primera mujer entrenadora” de su país.
Sueña con formar el primer equipo femenino de Ecuador para que las ciclistas en el futuro no tengan que pasar por lo que ella pasó.
Núñez recordó que tuvo que dormir en el suelo en una residencia para poder participar con un equipo en la Vuelta a Colombia.
Entre sus virtudes destaca su polivalencia puesto que ha conseguido grandes logros internacionales en diferentes modalidades, desde el ciclismo en pista, a la ruta, pasando por el de montaña.
“La ruta y la montaña van de la mano, me gustan ambas. La pista no la hago mucho, la verdad, porque no tengo un velódromo en Riobamba donde poder entrenar, pero este año me he dedicado a hacer más ruta y montaña”, explicó.
En la última edición de la Vuelta a Guatemala, donde quedó quinta en la clasificación general, se coronó campeona de la montaña, y en el Panamericano de esta especialidad se colgó la medalla de plata.
El ciclismo está siempre entre sus asuntos cotidianos. “La mayoría de mis amigos me dice que soy un poquito aburrida, pero es mentira”, bromeó.