Varios participantes corren junto al muro de separación israelí mientras participan en el 5º maratón anual en la ciudad cisjordana de Belén, hoy, 31 de marzo de 2017. Foto: Abed Al Hashlamoun/ EFE
Más de 6 000 palestinos y corredores de una veintena de países participaron el viernes 31 de marzo en la maratón de la ciudad cisjordana de Belén, con la que el Comité Olímpico Palestino trata concienciar al mundo sobre las restricciones de movimiento que sufre la población de Cisjordania.
Bajo el título de ‘Libertad de Movimiento – Maratón de Palestina’, los corredores se concentraron a primera hora de la mañana en la Plaza del Pesebre, junto a la Basílica de la Natividad, para el pistoletazo de salida de una carrera que pasó por los principales ubicaciones de la ciudad y los campos de refugiados aledaños.
“Es un día de felicidad y de tristeza. De sentimientos mezclados. Somos de Jerusalén pero corremos hoy en Belén para realzar un mensaje contra las restricciones de movimiento, porque no podemos correr entre las ciudades y no podemos hacerlo en Jerusalén“, dijo a Efe el corredor Mahmud Munaeb, de 33 años.
El evento deportivo, en años anteriores organizado por una ONG pero desde 2017 asumido por el Comité Olímpico Palestino, consistió hoy de un maratón, medio maratón, 10 kilómetros y una carrera familiar de 3,3 kilómetros.
La Plaza del Pesebre, donde se también encontraba la meta, era hoy un hervidero de gentes entre corredores y curiosos, la mayoría con camisetas blancas en los que se podía leer “Libertad de Movimiento, Maratón de Palestina 2017“.
Música, globos de colores, comida, todo ello contribuyó a un día de fiesta para la población local en el que lo que menos parecía importar eran los récords y marcas de los corredores.
“Para nosotros es una obligación participar en esto porque es el Maratón de Palestina y porque es (para defender) la libertad de movimiento”, declaró a Efe Ahmad Muna, de 26 años y natural también de Jerusalén.
Entre las subidas y bajadas entre Belén y los campos de refugiados de Al Aida y Deheishe, quizás el tramo más emblemático de la carrera fue el que corría en paralelo al muro que separa Belén de Jerusalén, levantado por Israel a partir de 2003 a raíz de una serie de atentados suicidas palestinos y que un año después fue declarado ilegal por la Corte Internacional de Justicia.
El muro de hormigón se alza con hasta ocho metros de altura entre las dos ciudades santas e impide que sus poblaciones puedan cruzar libremente de un lado al otro.
El gobernador de Belén, Jibrin al-Bakri, recordó en ese sentido que el evento quiere trasladar varios mensajes, entre ellos, el reflejar al mundo la “realidad palestina”, el “robo de tierras” y el “muro del apartheid”, informó la agencia Maan.
También con un mensaje reivindicativo propio, en este caso de carácter social, decenas de discapacitados tomaron parte en la competición familiar, desplazándose por el recorrido en sillas de ruedas, unos solos, otros empujados por familiares y voluntarios.
La policía palestina se encargó de velar por la seguridad del evento con agentes armados a lo largo de un recorrido de calles cerradas al tráfico y muchas tiendas cerradas.