Maradona o el traje de técnico que no le quedó
El fracaso de Diego Armando Maradona ha sido estrepitoso, pero no sorprende para nada. Todos sabían que el ‘Diego de la gente’ no era técnico de fútbol. A lo mucho, era una vedette, un cheerleader que se limitaba a frases como “hagan lo que saben, muchachos”. Cuando decía en el camerino: “Ustedes deben hacer lo que yo hacía”, los pobres jugadores de la selección no sabían a qué se refería, si a meter la mano en las jugadas ofensivas para una nueva intervención divina o a aspirar ese polvillo blanco que tantos problemas le ha traído a su publicitada vida.
El Maradona entrenador jamás existió. De táctica se negaba a hablar con la prensa. Jamás explicó por qué no llevó al Mundial al defensa Zanetti, campeón de Europa ante los mismos alemanes que luego bailaron a los albicelestes. Cuando lo hacía, quedaba en ridículo, como cuando expresó que Alemania era una mentira por la goleada sobre Inglaterra. La mentira germana le terminó propinando otros cuatro goles, tres de indorfútbol. Si Alemania era un equipo de mentira, ¡qué hubiera pasado si llegaba uno de verdad!
Aunque es una grandísima pena que Maradona haya desperdiciado a uno de los grupos más talentosos del momento (“la selección sigue siendo un Rolls Royce y Messi lo maneja”, lo dijo él mismo), al menos quedará el recuerdo de su lengua, veloz y punzante, que atacó a Pelé (“debe volver al museo”), a Platini (“todos sabemos cómo son los franceses”, aunque luego se disculpó), a la Jabulani (“el cambio de frente en este Mundial es imposible con esa pelota”), etcétera.
Lástima para él que Pelé terminó riéndose bajito y que los alemanes cambiaron de frente durante todo el partido con la misma pelota que Maradona no supo manejar. Lástima que, por más que se puso terno, el traje de entrenador no le quedó. Eso no se compra en Trial.