En un artículo notablemente hagiográfico publicado en El Telégrafo, Vito Muñoz consideró hace unos meses que Luis Chiriboga Acosta es el mejor dirigente de la historia de nuestro pequeño fútbol. ¿La razón? Entre otras, los dos mundiales (y a este paso, quizás tres) de la Tricolor.
Un criterio respetable pero (sin ánimos de entrar en ‘La Guillotina’, donde Vito siempre tritura a sus contrincantes) merece ser matizado. Chiriboga, por ejemplo, nunca fue campeón cuando presidió al Quito. Solo fue subcampeón tres veces (algo así como el Emelec de ahora). Y, bajo su mandato, Ecuador solo ha ganado un título, el Panamericano, cuyo DT, antes del torneo, solo había conversado por teléfono con el líder de la Ecuafútbol, quien luego se subió al bus de la victoria, literalmente.
No. El mejor dirigente de la historia es Rodrigo Paz, quien supera a Chiriboga y por mucho. Los cuatro títulos internacionales de Liga de Quito ya son suficientes para sostener esto. Súmese los títulos locales ganados por Liga en la Serie A (seis desde 1998).
¿Chiriboga hizo el complejo de Carcelén? Paz hizo el Country de Liga, con colegio y todo. ¿Chiriboga levantó la Casa de la Selección? Paz levantó un estadio, algo más difícil y más costoso.
Todos los dirigentes tienen su mérito y su parte en la historia. Pero Rodrigo Paz ha marcado un rumbo y un modelo. El resto le sigue o le envidia.