Barcelona pasó por encima de Liga de Quito con la contundencia de un tanque que atraviesa un campo de flores. Triturados sin piedad, humillados sin contemplación alguna en el Monumental, el 5-0 deja cinco dolorosas lecciones a la U capitalina.
1. No basta el cartel
Claudio Borghi era el entrenador con más cartel de los que comenzaron el campeonato. Ninguno exhibe ni sus títulos ni su experiencia. Pero no siempre esto garantiza que el camino a la corona esté servido, así sea en un torneo de nivel regular como la Serie A de Ecuador. Borghi, a pesar de su sapiencia y de que dirigir en Ecuador parecía una tarea sencilla, al parecer llegó desinformado de ciertas cosas (¿le pesó su larga paralización?) y no pudo lograr que el equipo le creyera. Lección: la credibilidad siempre pesa más que cualquier otra arista.
2. No se armó bien el equipo
El tiempo ha dado la razón a los que alertaron por las contrataciones y las salidas de inicio de temporada. Se ratificó a los jurásicos. Se trajeron jugadores para puestos que no eran necesarios y jamás se contrató al ‘killer’ que se necesitaba. Borghi comparte esta responsabilidad con los directivos, por supuesto, pero al final jamás logró que el equipo fuera eso, un equipo. Borghi perdió seis de los 11 cotejos que dirigió. Lección: armar un equipo es una tarea minuciosa, de cabeza fría.
3. Mal ojo con las figuras
Borghi ha cometido una retahíla de equivocaciones en lo estratégico, pero estas son sus más grandes falencias. Haber dejado en la banca a José Francisco Cevallos hijo, que cerró el 2015 como crack pero que ha sido ridículamente desperdiciado, al punto que antes era fijo para comenzar a integrar la Tricolor y ahora está tristemente perdido. También fue un error enorme propiciar la ruptura con Jonathan Álvez, quien ahora es figura en BSC. Y mucho peor fue recibir a Brahian Alemán y meterlo forzadamente a un mediocampo que con Zubeldía, a pesar de sus barbaridades, tenía juego y estructura. Alemán desordenó todo como esas fichas del rompecabezas que no calzan y Borghi no le encontró la vuelta. Lección: La continuidad de lo que funciona siempre es mejor que la ruptura radical.
4. Ser ofensivo no es la clave
La discusión suele enfocarse, erradamente, en si los equipos deben ser ofensivos o defensivos. Borhgi es de los ‘ofensivos’, pero quiso jugar así, regalando las espaldas sin los jugadores correctos. Cruyff decía que prefería ganar 5-4 que 1-0 porque el fútbol debía ser espectáculo; pero Liga no estaba en condiciones de dar espectáculo sino en otra fase, menos desarrollada, en la que es prioridad ganar antes que gustar. Por eso, la defensa, que con Zubeldía era una virtud y con Bauza una prioridad, ahora es un hazmerreír, pues está rebasada y hasta Alexander Domínguez luce pésimo. La prioridad eran los puntos. Lección: se gana con goles, no con florituras.
5. Se le perdió respeto a Liga
Borghi no pudo ganar de visitante antes rivales de menor entidad como Delfín y Fuerza Amarilla. No pudo ganar con claridad en los pocos triunfos que cosechó (quizás el mejor fue sobre San Lorenzo). Y para colmo lo despacha del cargo la dramática derrota ante Barcelona: Borghi sacó a Álvez de Liga y luego Álvez hizo que Borghi saliera de Liga. Lección: el tiempo siempre pone las cosas en su lugar.