Cuando era niño, un maestro de la escuela me enseñó que nuestra libertad y nuestros derechos terminaban cuando empezaba la de los demás. En ese momento no entendí de lo que me hablaba, pero ahora comprendí que lo que me quería decir es que la libertad es también respetar las ideas y los pensamientos de todas las personas.
Con los años, he aprendido además que la libertad se siente y se vive con responsabilidad. Esa es la esencia de este derecho que nos pertenece a todos. Ser libres es poder exponer nuestra visión de las cosas, pero es también tener la capacidad para escuchar el punto de vista de los demás.
Yo soy libre porque puedo dedicarme a los que me gusta: el deporte. Practicarlo, independientemente de si es fútbol o cualquier otra disciplina nos aleja de vicios y de malas influencias.
En el fútbol no se puede ser libre completamente porque el futbolista se convierte en una persona pública. Siempre hay gente, en todas partes, que está pendiente de uno, de lo que hace y de los lugares que visita.