Soy cristiano evangélico y Dios me ha dado la libertad para hacer muchas cosas. Pero, el hecho de ser una persona pública me restringe.
No veo solo el beneficio de mi familia sino de quienes nos rodean, incluso de los hinchas del club en que se milita. Hay muchos niños que están pendientes de uno.
Mi libertad se basa en el respeto a los demás, en principios. El ser libre me permite recapacitar. Un futbolista siempre está en el ojo de la tormenta. Por eso hay que reflexionar antes de tomar una decisión.
La libertad es un don que Dios nos regaló a los seres humanos y por eso tenemos que aprovecharla para hacer acciones buenas a favor de nuestros semejantes.
Una libertad mal entendida se convierte en Libertinaje. Es cuando hacemos lo que nos da la gana sin pensar en los demás, incluso dejando de lado a la familia.
La libertad hay que aprovecharla al máximo y tiene que ser un arma positiva para ayudar a la sociedad. La Biblia dice que todo puedo hacer, pero hay cosas que no me convienen. Hay que ser responsables con nuestros actos.