El kendo ayuda a fortalecer el carácter y a ser disciplinado

Armando prado / el comercio


Armando prado / el comercio


El kendo, o camino del sable, no es solo una alternativa para mejorar el estado físico en las vacaciones. Tampoco implica solamente la posibilidad de acercarse a los milenarios secretos de un samurai. Los practicantes de este arte marcial de origen japonés persiguen la concentración, la rapidez, la fortaleza, entre otras cualidades que se desarrollan con esta disciplina.

Además, y lo más importante, con las técnicas de combate de espada se busca la justicia, el coraje, la bondad, la cortesía, la sinceridad, la fidelidad y el honor.

En la Escuela Sei Shin Kan (El camino del corazón sincero), abrieron el curso vacacional Guambra Samurai, que busca el acercamiento de los niños y los jóvenes a la cultura japonesa a través del dominio de un sable de bambú denominado ‘shinai’. Con los movimientos de este estilo, heredero de la esgrima tradicional japonesa, se va fortaleciendo todo el cuerpo.

El sensei Luis Castillo añade que la respiración y el grito son aspectos fundamentales en el momento de transitar por el sendero de la espada. Por eso, además de los beneficios físicos, él asegura que después de cada entrenamiento las personas se llenan de energía y se sienten llenas de vitalidad.

La etiqueta en el kendo es imprescindible, por lo que el sensei de 41 años añade que las clases, en las que intervienen personas de toda edad, empiezan y terminan con cortesía.

Ya en la práctica, los movimientos de la espada son lo más parecido que hay a las técnicas de los samurais, aquellos guerreros del antiguo Japón tan populares por las películas y las series animadas.

El kendoka, con la constancia y la práctica, se va ganando el derecho de usar la vestimenta. Al inicio, los novatos practican en camiseta y calentador. Pero a medida que se entrenan y aprenden se van calzando el keikogi (chaqueta) y el hakama (pantalón de bastas anchas). Al final, un practicante experimentado viste como en las películas, con vistosas máscaras, guantes y otras protecciones.

Al permanecer concentrados, buscando la perfección en los movimientos de la espada y en los combates, los practicantes fortalecen la musculatura y queman grasas.

El lunes, precisamente, empezará el nuevo curso vacacional, en horario matutino. Esta escuela de artes marciales está en La Niña y Reina Victoria, en el norte de Quito.

En la capital también hay otras opciones para aprender, como Ren Sei Kan, Syo Shi Kan, Ken Shin Kan y Shu Shi Kai. Además hay escuelas en Guayaquil y en Cuenca.

Quienes quieran aprender más sobre este y otros artes marciales pueden asistir hoy (sábado 26 de julio), a una exhibición gratuita que se realiza en el parque Cumandá.

El kendo es recomendado ­para personas de toda edad. Así lo asegura el entrenador de 41 años. Él ha probado también otras artes marciales, que por supuesto otorgan beneficios para todo el organismo. Sin ­embargo, ha experimentado que el arte de la espada lo pueden practicar niños y hasta adultos mayores.

Con el sable de bambú en las manos, el practicante enfoca su energía en el instante presente. Eso ayuda a la concentración pero también en lo físico.

Los movimientos que realizan fortalecen los brazos y el abdomen. Las piernas se benefician también por el desplazamiento de uno a otro lado. Con la práctica de este arte marcial también se mejoran los reflejos y la atención.

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