Chumpi es una futbolista shuar con grandes retos

Karen Chumpi (izquierda) con el uniforme de la Selección y con sus compañeras de equipo, Técnico Universitario. Foto: Archivo particular

Karen Chumpi (izquierda) con el uniforme de la Selección y con sus compañeras de equipo, Técnico Universitario. Foto: Archivo particular

Karen Chumpi (izquierda) con el uniforme de la Selección y con sus compañeras de equipo, Técnico Universitario. Foto: Archivo particular

Karen Chumpi Macuchama es la primera futbolista shuar en ser convocada a una preselección nacional. Ha asistido a los microciclos de la Sub 20. A ese hecho histórico se suma su vinculación al Técnico Universitario de Ambato, equipo que juega en la Superliga Femenina de Fútbol.

La volante de 17 años es oriunda de la parroquia Sevilla Don Bosco, en Morona Santiago. Allí creció en un hogar pobre y esa realidad no ha cambiado. Vive con su madre, Margot Macuchama, y sus dos hermanos: Eduardo (18 años) y Nicole (14). Álex Chumpi, su padre, se alejó de ellos.

Karen está convencida de que el fútbol puede sacar a su familia de la pobreza. En la actualidad gana USD 25 por partido como integrante del Técnico Universitario (que es representado por Cumandá Agua Lluvia FC de Puyo). Además, recibe alimentación, estadía y pasajes para el bus cuando se juegan los cotejos de la Superliga.

Se siente orgullosa de representar a la etnia Shuar. Su meta es llegar a una Selección nacional, mantenerse allí y jugar en los clubes con mayor poderío económico del país para ayudar con dinero a su madre y hermanos. En lo académico, sueña con ser una profesional de la medicina.

La joven futbolista vive ajetreada. Los lunes, martes y jueves estudia de 07:20 a 16:00 e inmediatamente se traslada al entrenamiento en Macas. Los miércoles y viernes tiene clases hasta las 14:00 y por eso aprovecha para entrenarse en Puyo con sus compañeras del Técnico Universitario. En bus hace tres horas de ida e igual de vuelta.

Chumpi se siente cómoda en el representativo ambateño porque allí se encuentran otras cuatro integrantes de Morona Santiago y que pertenecen a la etnia Shuar. Ellas son: Marianela Antuash, Jomayra Mashu, Érica Tii Anank y Gladiz Washicta, nacidas en Santiago de Méndez, Macas, Huamboya y Taisha, en ese orden.

A su criterio, jugar ante equipos como Barcelona, Emelec y Deportivo Cuenca (de la zona 1) es una gran motivación porque son clubes con historia. Sin embargo, “no hay que asustarse, porque están conformados por personas y todas tenemos nuestras cualidades”.

También destaca que en el fútbol no hay diferencias de raza o religión, que todos pueden cumplir sus objetivos. Ella considera que la Superliga de Fútbol abre un espacio para que más mujeres puedan mostrarse a escala nacional, en clubes de la Serie A.

Rodrigo Lalangui, quien la formó como futbolista desde los 13 años, recuerda que se inició en la escuela de fútbol del Municipio de Macas. Su primera competencia fue en unas eliminatorias de los Juegos Nacionales de Menores, con aval de la Federación Deportiva de Morona Santiago.

El 2018 representó al Iccan de Macas, conjunto que por un punto se quedó fuera de la Serie B del fútbol femenino. El estratega define a Karen como una volante polifuncional, que marca y genera fútbol. “Es una jugadora de mucho sacrificio en la cancha, incansable, con un estado físico envidiable”.

El DT destaca su liderazgo, disciplina y perseverancia en el momento de cumplir con los horarios de entrenamientos. Ella, cuando no viaja a Puyo, se entrena con Lalangui. Él opina que su dirigida es un poco reservada, exigente con sus compañeras y que no le gustan las fiestas.

Uno de los principales problemas para Chumpi y sus compañeras es la falta de recursos económicos para trasladarse a otras ciudades y así demostrar sus condiciones como futbolista. Karen, a veces, no tiene ni siquiera para dirigirse en bus desde Sevilla Don Bosco hasta Macas.

Lalangui cuenta que no quiere perder el talento que existe en el fútbol femenino de Morona Santiago. Por eso, en su vehículo va a traerlas de las comunidades y luego las regresa. “A veces terminó de dejarlas a las 22:00”. Hasta antes de la Superliga Femenina, Karen se autofinanciaba para el transporte jugando partidos en algunos cantones o comunidades, en donde cobraba entre USD 10 y 15.

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