De acuerdo con las creencias populares, cuando un personaje es escogido para monigote de año viejo tendrá un futuro próspero.
Aunque en los años viejos también se ironiza con personas públicas y amigos, la familia de Jacqueline Factos decidió, el 31 de diciembre pasado, hacer un monigote con la imagen de la mejor karateca del país, para celebrar sus logros deportivos del 2013 y desearle buena fortuna para este 2014.
La muñeca que representa a Jacqueline mantiene una de las clásicas poses de la arte marcial que practica: una pierna elevada, separada del tronco, mientras el peso del cuerpo se asienta en la otra; un brazo en guardia y el otro extendido.
Factos decidió inmortalizar aquel momento lúdico y publicó una fotografía en su cuenta de twitter (@jaky_factos). En la imagen, la deportista sonríe junto al monigote, lleva el cabello rizado suelto, blusa oscura y minifalda roja.
“El 2013 fue mi mejor año”, confiesa la deportista, de 29 años, nacida en Quito y criada en Colombia, sentada sobre el tatami (domo de poliestireno), para estirar sus músculos, en el coliseo de karate de la Concentración Deportiva de Pichincha, en Quito.
La temporada pasada no se cansó de acumular el oro de las competencias, tras ‘anular’ a sus rivales de combate. La karateca ganó dos oros bolivarianos en Trujillo; fue subcampeona del mundo en Cali, en los 61 kg; fue campeona panamericana en el torneo sénior de Buenos Aires, etc.
Factos atiende a este Diario 30 minutos antes de su último entrenamiento en el coliseo de La Vicentina. Tuvo un día ajetreado que incluyó una visita al centro de fisioterapia para su tobillo izquierdo adolorido y sus habituales jornadas de perfeccionamiento técnico y táctico.
Es jueves y un día después, ella junto al equipo nacional de karate y el senséi Luis Valdiviezo, tomarán un avión para ir a Cuba y cumplir los últimos entrenamientos antes de su participación en los Juegos Odesur, en marzo próximo.
Confiesa que lleva un trajín intenso desde noviembre, cuando logró el oro en los Juegos Bolivarianos. Apenas tuvo un tiempo para pasar con la familia en Navidad y Año Nuevo. La vida de los deportistas de élite demanda de mucho tiempo y mucha concentración. Pero ella no se queja. “Esta es mi pasión y siempre hay que pagar un precio por no estar con mi familia, pero disfruto mucho de mi pasión por el karate”.
El tatami es el lugar en el que se siente cómoda
Un enorme cartel con letras oro y grana da la bienvenida a los visitantes en el coliseo de karate de la CDP. En el cartel hay un mensaje solemne: “Bienvenidos, ustedes están pisando tierra de campeones”.
Por la estera del tatami , los integrantes del equipo nacional de karate realizan sus entrenamientos diarios. El sonido de sus pies descalzos deslizándose se escucha en el lugar, también los gritos que acompañan sus golpes, tan enérgicos y vitales.
Además de Factos, otros karatecas como Franklin Mina, Esteban Espinoza y Daniel Viveros realizan sus prácticas en el lugar. La vida de élite los obliga a hacer nómadas: la semana pasada estuvieron en Quito, la anterior se entrenaron en el Centro de Alto Rendimiento de Rioverde (Esmeraldas) y en esta semana se entrenan en la calurosa Cuba.
En Quito, las prácticas están a cargo del senséi Valdiviezo. Su entrada al recinto deportivo es celebrada con un saludo reverencial de parte de sus dirigidos: “Saludo al senséi osss”, grita el también campeón bolivariano Mina, mientras todos los deportistas se inclinan reverentes. En un deporte como el karate que inculca valores como la disciplina y el respeto, el saludo y el reconocimiento al superior es fundamental.
Jacqueline también se inclina. No solo por la solemnidad del acto, sino porque considera a Valdiviezo como su guía, una persona que le merece respeto. Se conocieron hace 11 años, cuando ella empezó en el mundo del karate, tras haber incursionado antes en el patinaje junto a su hermana menor Ingrith (subcampeona mundial en Corea del Sur hace tres años) a quien cariñosamente llama ‘Coco’.
Ingrith, otra deportista de élite que alterna su preparación entre Quito, Cuenca y Buenos Aires, es una de las personas a las que más admira Jacqueline. Las hermanas intentan estar juntas en la mayor cantidad de competencias y cuando no están, la una llama a la otra para desearle suerte y bendiciones.
Valdiviezo cuenta que cuando empezó a entrenar a Jacqueline Factos vio en ella a una joven llena de energía y con la necesidad de aprender y trascender. En uno de los primeros análisis, técnicos y psicológicos, se determinó que la aspirante a karateca tenía mucha agresividad. Lo que hizo el senséi fue canalizar toda esa energía y pasión y enfocarla como fortaleza en el tatami.
En los combates, la deportista es un relámpago que intenta vencer a su rival por demolición desde el primer minuto. Su compañero Franklin Mina lo confirma: “Tiene mucha fuerza, mucha explosión. Ella siempre ha sido una guerrera y lo demuestra en cada combate y en su vida”.
Sin embargo, el senséi lucha para que Factos tenga más cabeza fría en las peleas, que las asuma con una mejor estrategia. En ello se ha enfocado en los campamentos que el equipo ha tenido en este año en París y Dubái, durante enero y las concentraciones en Rioverde y en Quito. Además, el entrenador hizo que el equipo reciba un ‘coaching’ para el manejo de emociones hace pocos días. “Quiero que tengan en los combates la misma actitud que tienen en los entrenamientos”.
Amante de ’50 sombras de Grey’ y de la comida sana
A Jacqueline Factos le gusta la lectura. Acaba de leer la historia ‘La verdad sobre el caso Harry Quebert’, de Joel Dicker y a la par se devoró la promocionada ‘Cincuenta sombras de Grey’, literatura erótica, de la escritora británica E.L. James. “Estoy por acabar el tercer tomo y me gustó muchísimo”.
La deportista que antes competía en los 61 kilogramos y ahora compite en los 65 tiene tendencia a subir de peso. Por ello, es estricta en su dieta. Se mantiene alejada de los alimentos realizados con harinas. Tiene una dieta basada en frutas, vegetales y frutos secos (pasas, almendras, nueces) que le permiten mantenerse en plena forma.
Ella cuenta que cuando su padre Guido va a su casa siempre se queda con hambre. “Siempre me dice, pero no habrá un pancito o algo más. Yo le digo come frutas, así te llenas y comes saludable”.
Para la campeona panamericana, su padre es una figura clave: él le enseñó la importancia de ser libre y aprender a tomar sus propias decisiones. Y en este año, la karateca ha decidido retener su título panamericano y buscar la copa del mundo en Bremen, Alemania. Al final de año se sabrá si el monigote de fin de año le trajo suerte.
Hoja de vida
Jacqueline Factos. La karateca ecuatoriana de madre colombiana practica este deporte desde hace 11 años.
Ha sido bicampeona panamericana, fue subcampeona mundial, tiene medallas en Juegos Bolivarianos. El año pasado fue elegida como la mejor en su deporte y recibió condecoraciones de la APDP y la Concentración Deportiva de Pichincha.
Esta temporada se entrena para los Odesur de marzo, para los juegos Panamericanos y su gran meta es el Mundial de Alemania.