Lucía Yépez, medallista de plata en los 53 kg de lucha y Luisa Valverde diploma olímpico en los 57 kg, en los Juegos Olímpicos de París 2024, respectivamente, recibieron un nuevo reconocimiento este jueves 22 de agosto de 2024.
Tanto Lucía Yépez como Luisa Valverde recibieron sus nuevas viviendas por parte del Gobierno central en la ciudad de Guayaquil, donde están ubicadas estas unidades habitacionales.
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La ‘Tigra’ Yépez se mostró emocionada y lloró en los momentos previos a recibir su casa. En todo momento estuvo acompañada de María Guzmán, madre de la deportista que es parte fundamental en la carrera de la nacida en Mocache, provincia de Los Ríos.
“Cuando iba a mis competencias y llegaba a casa estaba sola, porque al no tener una casa propia, mi familia estaba lejos“, contó Yépez a los medios de comunicación que cubrieron este acto formal.
“Después de tantas promesas, hoy, puedo tener mi casa propia (…) después de tanto tiempo se hizo realidad“, declaró Valverde, que a sus 33 años compitió su en sus segundos Juegos Olímpicos y nuevamente se ubicó entre las mejores del mundo.
Lucía Yépez cumplió su promesa
La primera persona con la que pensó en contactarse Lucía Yépez tras vencer en las semifinales de lucha libre de los Juegos Olímpicos de París 2024, realizada el 7 de agosto, fue su madre.
Después del combate, la ecuatoriana aseguró una presea y ambas tuvieron una emocionante videollamada en la cual Yépez le realizó un ofrecimiento.
“Hola, mamá de mi vida, lo logramos. Medalla olímpica. Te voy a comprar una casa, la casa de tus sueños. Ya no vas a trabajar, mamita. Cuídese. Nos vemos el lunes“, le manifestó la deportista en el contacto desde su teléfono.
Durante aquel momento, la ‘Tigra‘ se abstrajo por un momento y se ensimismó en el acto. No estaba en París, la sensación la trasladaba hacia Quevedo, Los Ríos, donde su madre aguardaba junto a su familia y amigos en su vivienda.
Los abrazos, felicitaciones y saludos llegaban, pero ella no se despegaba de su teléfono. La permanente sonrisa se fijaba en el rostro de Yépez. El trance acabó con un suspiro, pero la expresión no se iba y la inundaban risas esporádicas.
“No lo puedo creer todavía“, manifestaba la tricolor en los camerinos del reducto que albergó su pelea en los Juegos Olímpicos y, al tiempo, se dirigía para abrazar a una de las miembros de la delegación. “Lo vas a lograr mañana”, le decían.
En la final perdió ante la japonesa Akari Fujinami. Con ese resultado ganó la medalla de plata, la primera en un deporte de contacto en unos Juegos Olímpicos para Ecuador.
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