La inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 es recordada por su esplendor y un inesperado incidente revelado por el humorista mexicano Andrés Bustamante en su podcast La Última Trinchera.
En un capítulo reciente, Bustamante, famoso por su personaje ‘El Güiri Güiri‘, contó cómo casi causó un escándalo olímpico junto al periodista David Faitelson y un camarógrafo durante la ceremonia de apertura en ese ya lejano 1992.
El chusco momento ocurrió en el encendido del pebetero olímpico, una anécdota que sigue causando polémicas.
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El encendido del pebetero de los Juegos Olímpicos 1992
El evento tuvo lugar en el Estadio Montjuïc, ahora conocido como Olímpico Lluís Companys, ante miles de espectadores y varios millones más a través de la televisión.
Uno de los momentos más emblemáticos fue el encendido del pebetero olímpico. La maniobra consistía en que el arquero español Antonio Rebollo lanzara una flecha en llamas para encender el fuego.
En la transmisión en vivo se observó como la flecha, lanzada desde unos largos 70 metros, daba en el blanco y encendía las llamas.
Sin embargo, el equipo periodístico mexicano reveló que la flecha no cayó en el pebetero.
Bustamante, disfrazado de su personaje “Frustrado Alcántara“, junto a Faitelson y el camarógrafo, lograron infiltrarse en la cancha siguiendo a un grupo de niños que portaban una bandera.
Casi escondidos, desde esta posición privilegiada, grabaron una toma que mostraba la flecha de Rebollo fallando y cayendo fuera del recinto.
“Ahí estábamos nosotros, nada más que nosotros. Estábamos en un ángulo distinto, hermano. Entonces estábamos como escondidos para que la gente no nos viera. Estábamos como del lado del público, pero en la cancha… entonces, desde ese ángulo, de ladito, tomamos el disparo de la flecha y vimos que la flecha no caía en el pebetero”, recordó Bustamante en el podcast.
Esa noche de 1992, Bustamante y su equipo presentaron la grabación en su programa. La revelación trajo consecuencias.
La emisión de estas imágenes exclusivas causó la furia de los organizadores olímpicos.
Esto, porque los organizadores pasaron ensayando la secuencia, ajustando ángulos y encuadres para garantizar que la flecha pareciera encender el pebetero, si llegaba a fallar el tiro. En ese sentido, hubo una persona que prendió el gas del pebetero para avivar las llamas.
Desde la organización llegó un reclamo formal, por la manera en que los periodistas se metieron a la cancha.
Así, Bustamante y su equipo casi convierten en un incidente diplomático, revelando una de las facetas más insólitas de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.