Carlos Nuzman, Donovan Ferreti, y Renato Ciuchini, miembros del Comité organizador de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Foto: AFP
La masacre terrorista perpetrada en París la pasada semana aumentó la preocupación de Brasil de cara a la celebración de los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro, según dijeron fuentes de la inteligencia brasileña al portal G1.
El director de Contraterrorismo de la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin), Luiz Alberto Sallaberry, admitió que el trabajo de ese órgano impidió “acciones” durante el Mundial de fútbol 2014, aunque no especificó de qué tipo.
“Tuvimos, sí, acciones de algunos entes que mencionaron que podrían ejecutar algún tipo de acto (durante el Mundial). Conseguimos detectar movimientos y planes en fase muy inicial”, comentó Sallaberry.
El funcionario afirmó que la celebración de los Juegos Olímpicos en 2016 aumenta el riesgo de amenazas terroristas, lo que ha elevado el nivel de alerta de las autoridades brasileñas.
“Estamos cerca de realizar los Juegos Olímpicos, que van a traer atletas, autoridades y miles de hinchas de países que son objetivos prioritarios de terroristas y también de los lobos solitarios, que está hospedados en nuestro país. Eso aumenta el nivel de amenaza”, añadió.
Sallaberry negó la existencia de células terroristas en el país y precisó que la principal actividad de Abin es la de controlar la actividad de los “lobos solitarios”, como, según explicó, fueron los hermanos Kouachi, responsables del atentado cometido el pasado día 7 contra el semanario francés ‘Charlie Hebdo’.
“El hecho de que ellos hubieran tenido un eventual contacto con Al-Qaeda queda lejos de decir que fue Al-Qaeda la que planeó la acción, aún asumiendo la paternidad (del atentado). Al-Qaeda está débil hoy”, añadió.
Para Sallaberry, la amenaza terrorista aumentó en Brasil, pero continúa sin ser la principal amenaza del país.
“Brasil tiene un nivel de riesgo que creció en relación a la serie histórica. No lo vamos a llamar de riesgo, pero sí de amenaza. El terrorismo pasó hoy a ser la principal amenaza para la sociedad y el Estado brasileño? No”, afirmó Sallaberry.