El catalán Josep Guardiola es un exitoso técnico de fútbol que ahora dirige al Manchester City. Antes triunfó en el Barcelona de España y en el Bayern Múnich de Alemania. Foto: Archivo EFE
Josep Guardiola, el entrenador de fútbol más célebre de la actualidad, es un camaleón. Sabe adaptarse con facilidad a los entornos y en esa característica está su fuerza. Así lo sostiene Martí Perarnau, periodista, publicista y exatleta olímpico español, que se ha convertido en el contador de sus hazañas.
El escritor acaba de publicar ‘Pep Guardiola, La Metamorfosis’. Esta es la segunda obra que escribe sobre el DT desde el 2014. Aquel año publicó ‘Herr Pep’, una crónica desde dentro del vestuario del primer año del español en el Bayern Múnich.
‘La Metamorfosis’ plantea que la experiencia alemana cambió a Guardiola como entrenador. Lo volvió más pragmático, más completo, más maduro. Además, describe los escenarios de lo que se puede esperar de él ahora como responsable del Manchester City, el poderoso equipo inglés de inversión qatarí.
Hay una interesante anécdota de cómo Perarnau negoció con Guardiola la publicación de estas obras: el técnico es famoso por su hermetismo con los medios. De hecho, no concede entrevistas particulares. Eso lo aprendió de uno de sus mentores, el técnico argentino Marcelo Bielsa, bajo el siguiente razonamiento: una televisora grande y un periódico del interior del país deben tener el mismo espacio, la misma importancia. Por eso, el entrenador solo habla en extensas ruedas de prensa, que pueden durar dos o tres horas.
El autor le propuso al DT tener un puñado de conversaciones a fondo y acceso a varios entrenamientos para documentar sus obras. Guardiola le ofreció más: acceso total a la intimidad del Bayern, con una condición: durante el tiempo de ‘cocción’ del libro, toda la información estaría embargada. Era una prueba de lealtad.
En la obra se retrata a un Pep que se adapta fácilmente: el escritor narra -por ejemplo- un encuentro del entrenador con el cineasta Woody Allen, en Nueva York.
“Lo siento Pep, pero a nosotros no nos gusta el fútbol. Te vas a aburrir en esta reunión”, le dijo Allen. El técnico, quien solo puede estar un puñado de minutos sin hablar o pensar en fútbol, sacó sus cartas para ser aceptado: “Woody, hablemos de baloncesto, de los Knicks”, le dijo, consciente de que el cineasta es fanático del equipo de Nueva York.
Pep intenta nutrirse de la mayor cantidad de fuentes para ser un mejor estratega. No solo es capaz de hablar de baloncesto con Allen sino también de aprender de estrategias de ajedrez en sus largas charlas con el Gran Maestro Garry Kásparov. El deportista ruso le compartió su visión del deporte y la competencia: el más grande enemigo no son los rivales sino el tiempo.
Guardiola se apropió de la frase del Gran Maestro y por eso nunca se queda en los equipos para mirar su obra concluida: no firma más de tres años de contrato. Lo suyo es sentar las bases, cimentar una filosofía de juego y después partir.
Pep logró la cima con el FC Barcelona, equipo en el que fue campeón como jugador y luego como técnico. En el 2012 decidió no renovar más su contrato, porque confesó “sentirse vaciado”. Se tomó un año sabático, se fue a vivir a Nueva York y volvió en el 2013 para dirigir al Bayern alemán hasta mediados de esta temporada.
Ahora conduce al City y en Inglaterra todos los focos están en su rapada cabeza. El gurú del fútbol está en el proceso de sembrar su idea de juego superofensivo e inyectar una mística ganadora a un equipo que tiene mucho dinero pero poca jerarquía. Perarnau sostiene que el entrenador tiene un lienzo en blanco en sus manos. Está listo para crear.
En ‘La Metamorfosis’, el escritor va –sin previo aviso- desde el presente en el Manchester a los últimos pasajes de la estadía de Pep en Múnich.
Perarnau sostiene que la incursión alemana lo volvió más ecléctico: en España, el poder del Barcelona de Guardiola se centraba en la producción de sus mediocampistas. Gente bajita como Xavi Hernández y Andrés Iniesta marcaban el tempo del equipo.
En Alemania, en cambio, se encontró con una cultura de fútbol de ataque y contraataque, de vértigo y pocas pausas. Entonces, cambió el libreto y le dio poder a sus arietes. Llegó a jugar partidos con cinco atacantes bajo la premisa de que atacar es la mejor forma de defenderse. Su Bayern Múnich llegó a presentar hasta 32 variantes tácticas en los tres años de su gestión.
Su sueño aún no concretado –dice el autor– es poder disputar un partido en el cual su equipo inmovilice al rival. Presionarlo tanto e impedir que pueda salir de su área.
¿Cómo prepara los partidos? En el texto, David Trueba, escritor español y amigo de Guardiola le cuenta a Perarnau, que el esquema de preparación de un partido es similar al método de composición del célebre cantante y poeta Bob Dylan. Guardiola revisa largas horas de videos de su equipo y de los rivales y después empieza a escribir desenfrenadamente ideas. Son hojas y hojas de las que al final del día solo rescata un párrafo, un núcleo, la idea central que luego es compartido a sus ayudantes y después al equipo.
Ahora, es un técnico más controlador y que centraliza muchas decisiones: en el City supervisa aspectos como la nutrición (los jugadores deben desayunar y almorzar en el complejo) y contrató a médicos de su confianza.
¿Guardiola leyó ‘La Metamorfosis’? No. Lo hará, según su testimonio, “cuando sea más viejo y quiera recordar mi historia en el fútbol”.