Entrevista al presidente de Delfín Sporting Club José Delgado. Foto: Archivo/EL COMERCIO
Delfín SC igualó la marca de Liga de Quito (en el 2015) y Barcelona SC (2016) desde que se juega el sistema de todos contra todos (2010), al ganar una etapa con 47 puntos. El club cetáceo ganó la primera fase sin recibir goles en 10 de los 22 partidos disputados (desde el 2010 que se juega el sistema de todos contra todos).
Igualó la marca del 2015 de Liga al ganar la primera etapa con un solo partido perdido (desde el 2010). Fue el segundo equipo de Manabí en ganar una etapa en campeonato nacional, antes lo hizo Green Cross, que se impuso en la segunda etapa de 1992.
A continuación una entrevista a José Delgado, presidente del club manabita:
¿Qué esperaban del 2017? ¿Cuál era la meta que se plantearon este año?
La meta era llegar a la Libertadores. Para eso, se necesitaba terminar entre los cuatro primeros. Se armó un equipo para lograrlo, pero para eso hubo entrega del cuerpo técnico, jugadores, dirigencia, hinchada, prensa… Todos hacemos el fútbol. ¿Se imagina usted un torneo sin árbitros o un partido a puerta cerrada sin hinchas? Hemos tenido un grupo de jugadores profesionales, un cuerpo técnico responsable y los dirigentes hemos cumplido.
Pero hay equipos con mejores presupuestos. ¿En qué momento se da cuenta que sí se podía disputar el título?
Cuando armamos el equipo con el profesor Fabián Bustos buscamos a jugadores positivos, pero cuando tuvimos la fecha ‘espejo’ ante Emelec me convencí de que este equipo podía llegar a la final. Delfín quebró la línea cuando le ganó a Barcelona en Guayaquil. Con los grandes no hemos perdido. No hemos caído con Barcelona, Emelec, Independiente ni Liga. Este plantel ya tiene jerarquía.
¿Se buscó un perfil específico de jugadores para armar la plantilla?
Primero, vimos un perfil de un técnico que se acoplase a nuestra realidad. No somos un club grande que tiene que ir a proponer en cualquier cancha. No somos Barcelona o Emelec. Delfín debe agruparse bien y saber contragolpear. El DT Guillermo Sanguinetti se ajustaba a eso: para jugar así necesitábamos gente fuerte arriba como ‘LaTuka’ y Carlos Garcés y una zaga fornida de gran estatura como Jhon Chancelor (1,98 m). También rebajamos el promedio de edad al fichar jugadores solo de entre 24 y 29 años. Si es que había uno más grande, como ‘La Tuka’ (32), debía ser un aporte. Y si había un joven, como Jordan Sierra (20), debía sumar igual. La llegada de Geovanny Nazareno fue una necesidad, porque se lesionó José Madrid. Manejamos esos parámetros. No es que aquí hubo una varita mágica. Aquí, hay una planificación y un proceso.
A priori, varios de los jugadores no estaban considerados para pelear un título. ¿Cómo los captaron?
A estos jugadores no los quería nadie. Nos habría costado si queríamos traer a Jonathan Álvez o el ‘Kitu Díaz’. Pero el profesor Bustos los vio y reclutó. Ahora, el ‘profe’ está nuevamente con nosotros (volvió como gerente deportivo). Él es parte de la historia positiva del club. Con él ascendimos en el 2015, fuimos campeones de la Serie B y volvimos a la A.
¿Cuándo se inició ese proceso que usted menciona?
Tomamos el equipo a mitad del 2014 cuando el libro de pases estaba cerrado y el club estaba en camino al descenso. Salvamos la categoría en la Serie B. Al año siguiente, armamos un plantel para ascender. Habían pasado 15 años para que el Delfín volviera a la Serie A. Lamentablemente, el terremoto del año pasado nos quitó la opción de jugar de locales en casa.
¿Cómo perjudicó el terremoto al plantel?
El terremoto dejó al estadio Jocay destrozado y tuvimos que salir a jugar en Guayaquil, Quevedo, Portoviejo… Hubo jugadores como el uruguayo Rodrigo Canosa que nos dijo: ‘aunque no me paguen me voy’. Le cancelamos, pero se nos desmembró el equipo. Estuvimos a punto de perder la categoría, pero al final volvimos a Manta y en el último partido nos salvamos del descenso. Este año ya fue diferente con un plantel más fuerte. Sabíamos que al menos podíamos quedar cuartos. Y sentimos la bendición de Dios que nos hizo creer a los manabitas que podíamos levantarnos.
¿El impacto del terremoto hizo que la gente se acercarse más al equipo?
Hay gente que perdió todo y halló en el Delfín la alegría. La campaña del equipo generó un impacto social positivo. Nosotros no hemos tenido resistencia de los rivales. Hemos sentido el cariño de barcelonistas, emelecistas, liguistas… La gente sentía tristeza, pero le dimos una alegría semanal. Eso ayudó a que dejáramos de hablar del terremoto. Pero esto nos compromete más.
¿Los auspicios crecieron?
Llegaron dos auspiciantes más de la empresa privada de Manta. En la ciudad, las empresas nos conocen. Establecimos el presupuesto con el aporte de los ingresos de los derechos de TV, auspiciantes y taquilla.
¿El presupuesto de USD 2,5 millones creció?
Ahora, tenemos un presupuesto de entre USD 2,8 y 3 millones por la campaña. Se elevó por los premios que entregamos a los jugadores por ganar la primera etapa. Habrá otro premio si ganan esta fase.
Con ocho juegos más, ¿es posible ganar el título?
Haremos lo mismo de la primera etapa: afrontar cada partido como si fuese una final. Hoy celebramos, pero luego pensamos en el otro juego. Lo más hermoso está por venir. Sabemos que tendremos Copa y una final, aunque esperemos no jugarla y ser campeones. Pensar en lo que se viene es como la sensación que se siente al tener casa propia.