José Suntaxi participó en el Campeonato Nacional Interclubes, en Cuenca. Foto: Manuel Quizhpe /EL COMERCIO
José Manuel Suntaxi es un atleta de 85 años, quien no tiene problemas para viajar más de ocho horas en autobús entre Quito y Cuenca. El pasado fin de semana llegó a la capital azuaya, descansó unas horas y compitió en el Nacional Interclubes de Atletismo, en la categoría Máster.
En la pista sintética del estadio Jefferson Pérez se destacó por ser el participante más veterano. Corrió los 800 metros. Su presencia en el escenario causó admiración en los competidores de menor edad, quienes coincidieron en que es un ejemplo de valentía para los niños y jóvenes.
Suntaxi tiene ocho hijos, 24 nietos y seis bisnietos. Desde niño le gustó el atletismo; sin embargo, recién a los 58 años empezó a correr. En su barrio, Rumiloma, un grupo de músicos organizó una carrera para celebrar las fiestas y allí ganó en su categoría.
En tono jocoso recuerda que cuando recibió el trofeo lo escondió bajo la chompa por vergüenza. Pero en sus siguientes triunfos, los trofeos los levantaba para que vieran sus vecinos. “Me decían: vecino José, ¿en dónde viene comprando?”. Él les decía que es fruto de esfuerzo y por llegar primero.
Durante 20 años fue sastre de las Fuerzas Armadas y tras jubilarse, en 1999, abrió un pequeño taller en su hogar. Allí vive con la atleta María Quezada Patiño, su pareja de 55 años. Se unió con Quezada después de ocho años que quedó viudo de la madre de sus hijos. “Vivir en soledad es muy difícil y por eso busqué compañía”.
Su edad no ha sido un impedimento para viajar a diferentes ciudades del país e incluso al exterior. Ha corrido en Argentina, Colombia y Brasil. En este último país intervino durante tres años en la tradicional carrera de San Silvestre, en São Paulo, entre 1995 y 1997.
El veterano atleta pichinchano recuerda que en las carreras de Colombia los ecuatorianos “éramos reconocidos”. En su caso, era el mejor en la categoría supermáster y el premio económico superaba los 300 pesos colombianos. También ha triunfado en la Quito Últimas Noticias y otras competencias nacionales.
Las dotes de atleta las adquirió con el paso del tiempo, porque desde los 18 años caminaba algunos kilómetros de su casa al taller en donde aprendió sastrería. “Eran caminos de tierra, lodo y chaquiñanes. Iba siempre de prisa o al trote”. Desde hace ocho años usa prótesis en su rodilla derecha, tras una operación.
Ninguno de sus familiares está vinculado al atletismo, puesto que la mayoría es aficionada al fútbol. Clara, su hija de 54 años, corría e incluso viajaron a Guayaquil. Su padre le compró los pasajes y le pagó el hotel. Ella triunfó en su categoría, pero no continuó por sus estudios universitarios.
Con orgullo destaca que sus hijos José, Clara, Pedro, Vicente, Marco, Patricio y Sandra tienen títulos profesionales. Ellos son: contador público, profesora, abogado, administrador de empresas, ingeniero, arquitecto y abogada, en ese orden. Salvador es el único que no ingresó a la universidad.
Suntaxi confía en que algunos de sus nietos o bisnietos sigan sus huellas. Ellos le han comentado que es duro entrenarse y estudiar, pero el atleta de 85 años los ha motivado para que incursionen en el atletismo. “Les digo que este viejo abuelo se entrena todos los días desde las 04:30 y no me enfermo ni me he muerto”.
Las prácticas las hace con su actual pareja, quien también compite a escala nacional e internacional.
Según Luis Chocho, técnico de marcha y organizador del Nacional Interclubes de Atletismo, correr a los 85 años es un ejemplo de vida para todos. El ponerse en la línea de partida ya es un mérito. “La alegría de competir es más que una medalla de oro, es un trofeo al intento por agradar a los demás. Es el gusto de escuchar un aplauso o un elogio”.
Durante la inauguración del Nacional Interclubes, Suntaxi se emocionó al escuchar el mensaje de Jefferson Pérez. El exandarín aseguró que el deporte permite la hermandad entre rivales, la honestidad y la perseverancia.
Recuerda que cuando ganó una prueba en Argentina, el 2011, sus hijos le organizaron una fiesta. La idea nació de Pedro, quien reunió a sus hermanos para homenajear en vida a su progenitor. “Me dieron obsequios y me felicitaron por mi dedicación al atletismo”. Sus ojos se humedecen de emoción al contar este detalle.
Don José, como le dicen algunos atletas, complementa sus entrenamientos con actividades de ciclismo y natación.