El ecuatoriano Jonathan Narváez (der.) lideró el Tour de Savoie, Francia, corrido en junio pasado en la categoría Sub 23. Foto: Tomada de la Página Oficial del Tour de Savoie, Francia
Su sueño es ser jefe de filas de un equipo en el giro de Italia. Jonathan Narváez tiene 19 años y ya corrió su primer año como ciclista profesional.
El piloto ecuatoriano también se fijó como meta clasificar a los Juegos Olímpicos del 2020 en Tokio. Pretende hacerlo en la prueba de ómnium. Se trata de una competencia múltiple en la que los ciclistas corren en seis disciplinas.
Según Diego Arteaga, quien lo ayudó en su reto de llegar al profesionalismo, “la idea en Tokio es ir a pelear una medalla”. Ese es el propósito del seleccionado y del español Joan Maxtin, quien es su mánager.
Por ahora, se alista para vincularse al conjunto estadounidense Axeon-Hagens Bermans, al que representará en el 2017. Sus buenas actuaciones con el equipo checo Klein Constantia, en los Tours de este año en Portugal, Eslovaquia, Francia, República Checa y Polonia fueron decisivas para llegar a Estados Unidos.
El ciclista ecuatoriano está ilusionado con este nuevo desafío. La pretemporada será del 8 al 18 de enero en Calabasas, California. Allí se reunirá con sus nuevos compañeros y técnicos. Además, recibirá las bicicletas, los uniformes correspondientes y la agenda de competencias del 2017.
Arteaga está convencido que Narváez tiene un futuro prometedor, porque es un ciclista completo. Como rutero, “no solo se defiende en el ascenso, sino que hace buenas llegadas. Es bueno en la pista”.
Se estima que, en el 2018, el ecuatoriano será parte de un equipo Pro Tour, que es la máxima división del ciclismo mundial. En la actualidad, compite en un conjunto profesional continental, que viene a ser la Segunda división de este deporte en el planeta.
Su inclusión en el profesionalismo no fue por casualidad. Entre sus éxitos están los títulos y subtítulos panamericanos juveniles, en pista y ruta, incluido un récord mundial en la prueba de 3 000 metros persecución individual. La marca es de 3m 13s 309 y lo impuso en el Panamericano de México.
Esos éxitos sirvieron para contactarse con Jairo Monroy, presidente de la Fundación Everest en Colombia, quien lo acogió en su equipo juvenil. El 2015 viajó a la Vuelta Ciclística al Besaya, en España y allí fue campeón de la clasificación general y de la montaña, ganó tres de las cinco etapas.
En Besaya se conoció con Joan Maxtin, quien le pidió que se hiciera una prueba de esfuerzo en el Centro Bakala, en Bélgica, uno de los más afamados del mundo. Pasó las pruebas y se vinculó al Klein Constantia.
Narváez califica como positiva su experiencia en el equipo checo. Residía en Girona, España, donde se entrenaba cuando no tenía las carreras en otros países. La semana pasada llegó al país para compartir la Navidad y el Fin de Año con sus familiares.
El ciclista, nacido el 4 de marzo de 1997 en la parroquia de El Playón de San Francisco, en Sucumbíos, nunca antes había tenido más de 200 rivales en la ruta. En la marcha aprendió las tácticas de la carrera. “Fue una nueva experiencia porque de la categoría juvenil pasé al profesionalismo”.
El primer mes le sirvió para acoplarse al huso horario de España y a sus costumbres. Pero, el contacto permanente con sus padres: Manuel Narváez y Elena Prado, y sus cuatro hermanos, ayudó en sus momentos de soledad.
Arteaga insiste que, como Narváez, a quien lo empezó a dirigir en el 2012 y que aún lo asesora cuando está en Ecuador, hay poco ciclistas. “Unos son escaladores, otros rematadores, hay quienes sobresalen en la contrarreloj o en la pista, pero él es todo terreno”.
Su formador fue el exciclista Juan Carlos Rosero, quien falleció en enero del 2013. Él lo invitó a pedalear por las calles de Tulcán.