Marialuz Arellano es parte de la organización del Ironman 70.3 que se realizará en Manta el 31 de julio. Foto: EL COMERCIO
Marialuz Arellano, triatleta y empresaria ecuatoriana, es parte del Ironman 70.3 Ecuador que se realizará el Manta el 31 de julio del 2016. El evento de natación, ciclismo y atletismo de 113 km agotó los 1 400 cupos que estuvieron disponibles para esta segunda edición.
Después del 16 de abril, ¿se pensó en cancelar la competencia?
“La primera opción, la primera idea, después del terremoto y conocer las condiciones preliminares de la Costa y de Manabí, fue ‘no se puede hacer la carrera’… además estaba ese contagio de emociones, de tristeza y de duelo. En ese momento no teníamos la energía ni la fuerza para pensar en organizar un evento. Ese era el momento de ayudar. Más adelante continuamos con el mismo ejemplo de los manabitas, ya que fueron ellos los que vinieron y dijeron que debíamos hacer la carrera, que querían salir adelante y recibir a toda la gente”.
¿Qué hicieron?
“Comenzamos a analizar las posibilidades de retomar la competencia… había la opción de cambiar de fecha, pero era difícil. Hablamos con la organización de Ironman. Realizamos una evaluación de las condiciones reales de la ruta y nos encontramos con la sorpresa de que estaba intacta… la misma del año pasado. La pista de competencia estaba intacta y continuamos inspeccionando otros aspectos, como el aeropuerto, los hoteles… Los empresarios entendieron que realizar una competencia de esta magnitud iba a ser un símbolo de reactivación para Manabí. Es como decir ‘aquí estamos y todavía se pueden hacer cosas aquí’. Hay muchas iniciativas de apoyo, de construcción de casas, de apoyo, de créditos… sin embargo, un espacio en el que se podía ver que Manabí sigue adelante es un evento de esta magnitud… creo que el unir fuerzas es lo que hizo posible la realización de la carrera de este año”.
¿Cuántos visitantes se espera ese fin de semana?
“Unas 5 000 personas se movilizarán a Manta. El año pasado, los espectadores llegaron a 28 000. De hecho, al hablar con las autoridades nos enteramos que el Ironman es un feriado más, lo consideran así por toda la actividad y el movimiento que se genera. El año pasado hubo una inyección económica de casi USD 3 millones en Manta, por todos los consumos que hubo de hoteles, taxis, comida… eso hace que la gente vuelva a tener su negocio”.
De las personas que hicieron la competencia en el 2015, ¿cuántos repiten?
“Muchos, alrededor de un 60%. Este año se redujo un poco el número de participantes. Estamos con 1 400, en el 2015 fueron 1 500. Este año teníamos la opción de tener 1 750 participantes, pero a raíz del terremoto nos ajustamos para tener más control de la competencia, mayor seguridad y tomando en cuenta que había áreas de Manta que no están todavía en condiciones óptimas”.
¿El tema de los hoteles?
“Entiendo que están llenándose y que todavía hay espacio. Lastimosamente algunos hoteles subieron el precio demasiado y eso perjudica a los deportistas. Eso sí ha generado malestar, porque la idea es sumar esfuerzos. Si no había la carrera simplemente esos hoteles no se iban a llenar”.
¿Temores por las réplicas?
“Hemos tenido un par de comentarios, pero creo que la mayoría está comprometida e irá de cualquier forma. Están inscritos alrededor de 300 competidores extranjeros y vamos a ver cuántos vienen… sabemos que para muchos se complicó, también por la incertidumbre inicial”.
¿En algún momento se promocionó la carrera con relación a la reactivación del país tras el terremoto?
“En realidad no fue algo muy pensado, pero vino de manera natural. La decisión de hacer una carrera ante tanta adversidad fue difícil. Lo que más nos motivó fue precisamente eso de volver a Manabí. Esa gente nos abrió los brazos y nos apoyó el año pasado… por eso este año debemos hacer todo para volver. Creo que fue ese compromiso de estar con ellos lo que hizo que las cosas empezaran a fluir… muchos competidores dejaron de entrenarse durante un mes porque no se sabía si había la carrera. Y muchos están yendo, no porque estén en las mejores condiciones. Van porque saben que su presencia es importante para el país”.
¿Eso motivó a que otros se animen a inscribirse?
“Creo que sí. Hay personas que asumieron el reto porque sienten que deben estar en Manta. Estar ahí físicamente es demostrar que estamos apoyando y que hay un futuro. Creo que muchos competidores no llegarán en su mejor nivel, pero estarán ahí”.