Francisco Silva (izquierda) es el capitán del equipo manabita. Aquí aparece con el goleador Carlos Garcés. Foto: Mario Faustos/El Comercio
Cuando Pedro Ortiz sale a calentar antes de los partidos del Delfín, suele acercarse a la tribuna para aplaudir a los asistentes al estadio. El golero nacido en Esmeraldas es uno de los más queridos por la afición manabita, que lo ovacionan cuando salta a la cancha.
Ortiz es el ‘candado’ de los cetáceos, por eso goza del cariño de los hinchas. En las 18 fechas que disputó, solo recibió 10 tantos. Es el mejor golero del campeonato, con 0,3 tantos recibidos por encuentro.
La única vez que los ‘cetáceos’ recibieron más de un gol, fue ante Emelec, en el estadio Jocay, en abril pasado. El juego terminó igualado a tres tantos por bando. Hasta el momento, Delfín y Emelec son los únicos invictos en el torneo.
“He tenido un buen año, pero esto es un trabajo de todo el equipo”, cuenta el portero de 27 años, que el año pasado hizo su debut en la Serie A. Él resalta la labor de sus compañeros del bloque defensivo.
Uno de los jugadores a los que más destaca Ortiz es Francisco Silva, defensor central paraguayo que viste la banda de capitán. Describe al guaraní como el líder, quien ordena cuando presionar al rival y cuando replegarse.
Silva no estará en el partido de esta tarde, cuando los manabitas reciban a la Universidad Católica, en el estadio Jocay, a las 15:00. Su lugar lo ocupará Henry Cangá, quien actuó cuando los titulares están suspendidos o lesionados.
Otra de las bajas es el uruguayo Matías Duffard, que acumuló su quinta tarjeta amarilla. Él es uno de los volantes de marca del equipo. Su reemplazante, según las prácticas, será su compatriota Cristian Malán.
“El equipo está comprometido, el que entra hace lo mejor”, dice Ortiz. Él confía en que el rendimiento defensivo se mantendrá pese a la ausencia de dos de sus puntales.
Otro de los destacados en el bloque defensivo es el venezolano John Chancellor, seguro en el juego aéreo y en los espacios cortos. También, tiene cualidades ofensivas cuando ataca al arco rival. Ha hecho dos goles de cabeza en el campeonato.
El llanero, que actuó en 16 partidos esta temporada, es el jugador más alto del campeonato con sus 1,98 metros. Es determinante en el juego aéreo y se ríe cuando se le consulta si es el escudo del portero Ortiz.
El entrenador del equipo, Guillermo Sanguinetti, reconoce la fortaleza defensiva de su club. Durante los entrenamientos, dedica cerca de 30 minutos para que sus jugadores se acoplen a los movimientos tácticos en la zaga y en la media cancha.
José Delgado, presidente, considera que “los equipos deben armarse desde atrás”. Por eso le dio prioridad a esa zona cuando armó la plantilla, en diciembre del año pasado, junto con el entonces gerente deportivo, Fabián Bustos.
En comparación a la alineación del año pasado, los únicos titulares que se mantienen en esta temporada son Ortiz, Silva y el lateral Marcos Cangá.
Para Sanguinetti, el trabajo defensivo se inicia desde sus atacantes. Le exige a Carlos Garcés y a Roberto Ordóñez, centrodelanteros que se replieguen cuando su equipo no tiene el balón. “La labor de sacrificio es importante en cada uno de los futbolistas”, dijo.