Bryan Cabezas (izq.) posa junto a su compañero Gabriel Cortez, juveniles del equipo. Foto: EL COMERCIO
Bryan Cabezas tuvo un debut intenso en la Copa Libertadores con la blusa del Independiente del Valle. Durante el encuentro del jueves vivió varios enfrentamientos verbales con el lateral brasileño-uruguayo Matías Aguirregaray, quien intentó desmoralizarlo al saber que marcaba a un juvenil.
Con 17 años, Cabezas es uno de los talentos a los que apuesta este año el cuadro sangolquileño y el DT Pablo Repetto. El otro es Gabriel Cortez, que con 19 años, poco a poco ha acumulado experiencia desde la temporada pasada. Ellos cumplieron las labores de desborde por las bandas que realizaron Fernando Guerrero y Jonathan González, quienes desde este año militan en el Leones Negros mexicano.
Aguirregaray lo insultó, le dijo que iban a perder y hasta le soltó leves golpes cuando el ecuatoriano estuvo sin balón. Sin embargo, ninguna de esas mañas, consiguió intimidarlo.
“Yo también le respondía que en la cancha se ven a los buenos, que se callara, nunca me dejé”, contó ayer Cabezas a este Diario, luego del entrenamiento en el complejo de Sangolquí. Él, al igual que Cortez y el resto de sus compañeros, estuvieron sonrientes. Nadie pudo ocultar su satisfacción por haber conseguido esa victoria.
Para Cabezas fue clave la solidaridad y el respaldo de los jugadores con mayor experiencia. Admitió que la guía que recibió permanentemente de Mario Pineida -autor del gol del triunfo- le ayudó para superar los nervios que sintió durante los primeros 10 minutos de partido. “Luego ya todo se hizo más fácil”, aseguró.
El juvenil entró a la cancha motivado, porque al conocer una hora antes de su titularidad, llamó enseguida a sus padres en su natal Quevedo, Alfredo Cabezas y Carmen Segura, quienes se alegraron por la noticia. “Vas a salir adelante”, fue la frase de su progenitor.
También recibió palabras de motivación del técnico, quien le aseguró que realizaba un buen trabajo. Por eso lo mantuvo en la cancha hasta el minuto 86, cuando fue sustituido por Walter Chalá. Pero antes, el juvenil celebró eufórico el gol de Pineida, a quien agradeció su respaldo y orientación.
Una situación similar vivió Cortez, quien ya sabe lo que es una lid internacional. El año pasado gozó de minutos en tres cotejos en la Libertadores y uno en la Sudamericana. Por ello, el volante no sintió nerviosismo y tampoco se dejó desconcentrar por el codazo que recibió de Carlos Auzqui. “Me dio duro, pero preferí no responderle”, detalló el esmeraldeño que por primera vez lució el 10 en la espalda, en el torneo copero.
Minutos antes del cotejo, Cortez recibió la llamada de su madre, Elsa Casierra, para desearle una buena presentación, sin imaginar que estaría cerca de marcar un gol. Hubo una acción en la cual dribló a un rival y sacó un puntazo que complicó al golero Hilario Navarro. El mediocampista reveló que tuvo que rematar apresurado, porque temió que un defensa visitante se le anticipara.
Pero por su cabeza pensó mientras el balón iba con dirección al pórtico: “Tengo que meterla… gol…”, pero nada, finalmente solo soltó un suspiro.
Durante el partido vivió instantes de tensión con el árbitro mexicano Roberto García, quien un par de veces le advirtió que no se lanzara sin recibir alguna falta, porque lo amonestaría con alguna tarjeta. Él le respondió que sí le estaban pegando, porque es talentoso.
Al final se sumó a la celebración y recibió la felicitación del directivo Michel Deller, quien lo abrazó y conversó con él durante unos minutos, ya cuando el estadio estuvo vacío.
De esta manera, Independiente mantiene su continuo proceso de renovación.