José Angulo (centro), de Independiente, se escapa de Daniel ‘Cata’ Díaz, de Boca Juniors, en el partido que se jugó anoche en el estadio Atahualpa. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO
Si Bryan Cabezas corriera los 100 metros planos llegaría a la meta en 11 segundos, comentan en la intimidad de Independiente del Valle. El quevedeño impresiona por su velocidad y su tranco largo para correr por el costado zurdo.
Anoche, en el gran estreno internacional de Independiente en unas semifinales de la Copa Libertadores y ante el linajudo Boca Juniors, Cabezas corrió y corrió en busca de una chance de anotar. Hasta que tuvo su oportunidad para marcar por un error de un zaguero de los ‘xeneizes’ que se resbaló tras un centro del uruguayo Cristian Núñez.
Esto dio opción para que Angulo corriera y rematara al ángulo izquierdo del golero Agustín Orión. La anotación levantó de los graderíos a los espectadores que ayer nuevamente coparon el estadio Atahualpa, motivados y conmovidos por el gesto del club de donar la taquilla a los afectados por el terremoto del pasado 16 de abril. Se abría una nueva ruta para el equipo rayado.
La anotación de Cabezas enderezó el camino de Independiente que ayer parecía perdido ante el juego de Boca, que se adelantó con una anotación del efectivo Pablo Pérez, a los 12 minutos. Fue la inyección que el equipo ecuatoriano necesitaba para ganar una vez más a un grande de América. Antes ya cayeron River Plate y Pumas. Anoche fue el turno de Boca que, hasta antes del partido de ayer, estaba invicto en sus presentaciones en la capital ecuatoriana. En sus cuatro cotejos preliminares en la capital no había perdido.
Ante un repleto escenario, tras el empate, llegó la hora de José Angulo. El ‘Tin’, el que lleva el mismo apodo del máximo goleador de Ecuador, Agustín Delgado, al volver a mostrar sus dotes de goleador. Tiene 21 años, pero ayer mostró su jerarquía al dejar en el camino al ‘Cata’ Díaz y a Juan Manuel Insaurralde.
Fue el gol de la victoria de un equipo que sorprende al continente con sus triunfos en casa y con la calidad que muestra Librado Azcona, sobre todo en sus juegos de visita. El paraguayo muestra seguridad, incluso, en sus jugadas polémicas. Anoche atrapó el balón casi dentro del arco, pero salió airoso de su pórtico. Y también despejó la pelota cuando moría el cotejo para dejar a su club con el mensaje de que puede pararse firme en la revancha.
Ante Boca, Independiente tuvo una tarea muy dura, sobre todo, al inicio. Independiente controló el balón, tuvo más tiempo el balón (62% de posesión), pero le faltó claridad.
En medio de esas dubitaciones en su juego, la luz de la torre de iluminación de los graderíos de la general noroccidental del Atahualpa se apagó a los 37 minutos. Ese detalle -que inquietó a los aficionados- parecía ser un reflejo de la falta de claridad de Independiente.
Pero el equipo mantuvo su explosivo juego por las bandas, una virtud que le sirvió para alcanzar el histórico triunfo de 2-1. Así mantiene su invicto en esta edición de la Libertadores y sobre todo su condición de imbatible en el Atahualpa, donde aficionados de otros equipos del país se han unido a la causa del Independiente por mostrar buen fútbol y sorprender a la región.
Nadie sabe si esa victoria será suficiente para afrontar el juego de la revancha en el mítico estadio La Bombonera, en Buenos Aires (el próximo jueves 14 de julio, desde las 19:45). Esto, sobre todo, porque el gol de visitante es determinante para dirimir una clasificación cuando hay empate en puntos. Y Boca ayer marcó uno.
Pero Independiente sigue en pelea. Se aferra a la explosividad de su juego y a las manos de Azcona. La final de la Copa Libertadores de América ahora está a solo 90 minutos de ambos planteles. El desenlace se conocerá en Buenos Aires.