La nadadora húngara Katinka Hosszu celebra su medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Foto: AFP
La nadadora húngara Katinka Hosszu ganó la primera medalla de oro de su carrera deportiva. Tras una fase eliminatoria fantástica, donde quedó a 15 centésimas de quebrar el récord del mundo, se impuso en la final de los 400 metros combinados. Al costado de la piscina, estuvo su marido. No alentándola desde la grada, sino dándole indicaciones.
Su historia de amor tuvo un giro particular luego de Londres 2012, un evento bisagra en la vida deportiva de Katinka. Llegó preparada para ganar el oro en los 400 metros pero se topó con la china Shiwen Ye, que con 16 años se quedó con la gloria. Hosszu fue cuarta. Se marchó de la capital británica muy decepcionada.
A los pocos meses, le preguntó a Shane Tusup, su novio, si quería ser su entrenador. Era un pedido que no podía rechazar, aún sabiendo por dentro que no sería un vínculo sencillo de sostener. En las piscinas, debía ser exigente al máximo. Pero en casa, todo lo contrario, un cariñoso compañero.
Ellos se conocieron en la Universidad de Southern California. Katinka se transformó en una atleta de elite. Tusup, no. Pero para entonces ya tenía una relación sentimental consolidada, que no fue afectada por su vínculo deportivo, ya que se casaron en 2013.
Su “relación doble”, de marido/entrenador y mujer/atleta, ha prosperado a pesar de que para su entorno sea un poco extraño. “He visto mucho comportamiento inadecuado. Los entrenadores son exigentes, pero él está a otro nivel. Da miedo”, dijo la estadounidense Jessica Hardy al New York Times, que entrenaba con Katinka en Los Angeles.
Hosszu, de 27 años, tiene programada competir en otros cuatro eventos individuales en la cita olímpica brasileña. Son más de los que competirá Michael Phelps. Esa ha sido su estrategia desde que está bajo las órdenes de su pareja.
Shane Tusup, esposo y entrenador de Katinka Hosszu, celebra la medalla de oro que consiguió su esposa en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Foto: AFP
Dirigida por su esposo, Katinka Hosszu se ganó el apodo de ‘Dama de Hierro’, porque el razonamiento de Shane era que mientras más eventos compita, la presión se le iría quitando y obtendría mejores resultados.
La lógica de entrenar menos y correr más carreras no solo la llevó a mejorar deportivamente, sino que además la convirtió en la primera nadadora de la historia que alcanza el millón de dólares gracias a los premios. Ni Michael Phelps, ni Ian Thorpe ni Katie Ledecky, por citar algunos de los mejores de los último tiempos, han embolsado tanto dinero en las competiciones oficiales. Ellos ganan más por sus contratos publicitarios.
“Siempre le digo que si encuentra un entrenador que la haga mejorar, o si cree que lo que estamos haciendo no funciona y le parece que es tiempo de cambiar, tiene que decírmelo, porque entonces le daré paso a al nuevo”, advierte Tusup, que consiguió que antes de los Juegos Olímpicos su pareja coleccionara medallas en certámenes Europeos y Mundiales, además de batir récords.
Ambos reconocen que su relación es complicada, pero insisten en que es saludable. Él admite que sus actitudes y su vehemencia al momento de la competencia puede provocar confusión. El público, los competidores y los otros entrenadores se espantan al verlo gritarle a su esposa. Pero ella asegura que son capaces de no mezclar sus vínculos.
“Es un entrenador bastante duro, pero en casa es muy dulce, cariñoso y muy divertido. Así que nos reímos mucho”, reveló Katinka Hosszu, la nadadora que atiende las órdenes de su marido en Río de Janeiro.
En el cierre de la jornada deportiva, mostró que esta relación trajo sus frutos: se quedó con la primera medalla dorada de su carrera por amplio margen y rompió el récord mundial de los 400 metros combinados, con un tiempo de 4:26:36, superando por casi cinco segundos a Maya Dirado, la segunda.
La nadadora húngara Katinka Hosszu y su esposo y entrenador Shane Tusup. Foto: EFE