Los revendedores pasaron desapercibidos. Los gritos de “se venden entradas” no se escuchaban en los alrededores del estadio Atahualpa y la mayoría de comerciantes afirmaba que no tenía boletos.
En medio de los aficionados que acudieron ayer a canjear sus abonos, para el juego de Ecuador vs. Uruguay, se distinguía a los revendedores. Sujetando su tradicional bolso, en donde suelen guardar las entradas y el dinero, ellos intentaban convencer a los hinchas de que les vendan los boletos.
Los comerciantes ofrecían USD 30 por la general, para según ellos venderlas entre USD 35 y 40. Esto ocurría pese a que la Intendencia autorizó que en la reventa de una entrada se gane un 10% del valor inicial; es decir, las generales deberían costar USD 22.
“A nosotros no nos dieron entradas, así que estamos comprándolas a los aficionados para ver si se gana algo, pero nos piden más de USD 40”, era la frase que repetían los integrantes de la Asociación de vendedores de compra y venta de entradas a eventos públicos.
Mientras esto sucedía, algunos aficionados buscaban insistentemente a un revendedor. Se paseaban por las boleterías, conversaban con algún comerciante y seguían caminando.
Entre ellos estaba Raúl López, quien aseguró que no había personas que vendan una entrada. Los que tenían las ofertaban a USD 80. Él tenía programado pagar la mitad de esta cantidad por una general. Eran las 11:30 del jueves.
Segundo Palma, presidente de la Asociación de vendedores, afirmó que a sus 121 socios no se les permitió comprar boletos. Según él, algunos revendedores adquirieron entradas por medio de familiares. Entre todos los comerciantes, no sumaban más de 500 entradas.
“La Asociación de Fútbol no Amateur de Pichincha (AFNA) no nos dejó comprar entradas, por eso intentamos conseguirlas a través de los aficionados. Nosotros vivimos de esto, tenemos que arriesgarnos”, señaló.
Los rayos del mediodía comenzaron a sofocar a los aficionados. Los revendedores seguían caminando por las boleterías, negando que tuvieran entradas. Junto a ellos, paseaba personal de la Comisaría y la Policía Nacional.
Marcelo Valencia, jefe de taquilla, salió del estadio y algunos revendedores se acercaron a escuchar sus declaraciones. Él dijo que entre 3 000 y 4 000 entradas fueron compradas por revendedores.
“No hay una prohibición de venta, si alguien quiere 50 entradas nosotros se las damos. Sin embargo, sabemos quiénes son los revendedores porque sus datos quedan registrados. Podemos asegurar que 26 000 aficionados compraron su entrada directamente”, afirmó.
Una hora y media más tarde, la relativa tranquilidad se perturbó. “Déjenos recuperar nuestro dinero”, “todos estamos juntos”, “no somos ladrones”, eran algunas de las frases que se escuchaban frente a la boletería norte.
La razón: personal de la Policía Nacional y de la Comisaría decomisó unas entradas que se estaban ofertando a USD 70.
Cerca de 18 integrantes de la Asociación de vendedores comenzaron a rodear al personal de la Comisaría. Las tres funcionarias caminaron por la av. 6 de Diciembre, mientras que las custodiaban 12 uniformados. Los supuestos revendedores las seguían de cerca.
Palma (presidente de la Asociación) pidió calma y la muchedumbre se disipó. Él intentó convencer a las funcionarios de devolver las entradas decomisadas, pero fue informado que los boletos serían regresados a los vendedores luego de que se realice el partido.
Hasta las 15:30 de ayer, la intendenta Cristina Silva señaló que 12 entradas fueron incautadas, por estarse vendiendo a más de USD 70.
Después de eso, un aguacero ahuyentó a los aficionados que buscaban un boleto. Hoy se espera que los revendedores mantengan los elevados precios.