Galo Cárdenas, presidente del Deportivo Cuenca. Foto: Xavier Caivinagua / El Comercio
Entrevista a Galo Cárdenas, presidente del Deportivo Cuenca. Él analiza el fútbol ecuatoriano.
Es común la demanda por juicios de quiebra, reclamos de jugadores y técnicos… ¿Qué pasa en el fútbol ecuatoriano?
La situación calamitosa no es solo por las malas decisiones dirigenciales, que asumimos nuestra responsabilidad. También se debe a un esquema caduco. No queremos pelearnos con nadie, pero pensamos que la Ecuafútbol tiene que dedicarse a la Selección, a lo que le corresponde y dejarnos a los clubes armar la Liga Profesional de Fútbol.
¿Esa es la única opción?
Pienso que esa es una de las principales salidas, porque existiría autonomía financiera y administrativa. La situación de casi el 99% de los clubes de las series A y B es una muestra de la crisis: demanda de quiebras, no se puede pagar los sueldos a tiempo, merma de puntos. Todos somos culpables, la Ecuafútbol, los directivos que casi siempre gastamos más de lo que ingresa.
Luis Chiriboga, presidente de la Ecuafútbol, dijo que no hay crisis en el fútbol ecuatoriano. ¿Cómo interpretarlo?
Con todo respeto, pero Lucho está equivocado, la crisis se nota, no se puede tapar el sol con un dedo. Hay un buen manejo de selecciones, pero no sucede igual con los equipos, por eso queremos nuestra Liga Profesional. Esperamos que todos los clubes se unan a la propuesta, por ahora hay 15.
Álex Aguinaga sugirió que el USD 1 millón recaudado por las eliminatorias sea para ayudar a los clubes, ¿qué opina?
La Ecuafútbol debe entrar al rescate de sus hijos. Debe dividir lo que ingresa porque la Selección tiene jugadores de los clubes, que hacen el esfuerzo en las formativas y no reciben nada a cambio.
¿Cómo y en dónde se origina la crisis del fútbol?
Las causas son el sistema caduco, malas administraciones y decisiones dirigenciales, el no sincerar la economía de los clubes, el pago de sueldos exorbitantes…
¿Los directivos actuales pagan las consecuencias de años anteriores?
Eso es en la mayoría de clubes. Lo que está pasando en Dep. Quito con Joselito Cobo, quien no ha endeudado al club y está pagando tanto plato roto. Me solidarizo y me identifico con él. Nosotros asumimos un club que iba a estar saneado con la venta de Patamarca, pero existe un déficit de USD 1,9 millones.
¿Cómo opera un club inmerso en la crisis?
Con mucha fe, paciencia, santiguándome todas las mañanas y lo digo de verdad. En mi caso la fe en Dios me permite estar con una sonrisa, pase lo que pase. Además, tengo el respaldo de mi esposa y mis dos hijas, que son las más sacrificadas.
¿Qué tipo de problemas personales ha tenido?
Hay cosas buenas y malas. En la parte profesional (es abogado), el cliente quiere una reunión y uno está ocupado con problemas del club. En lo personal podría dormir un poco más, hacer ejercicios, descansar. He subido 11 libras desde enero pasado, que estoy como presidente del Cuenca. Además, el pelo empieza a cambiar de color. (tiene algunas canas).
¿En el plano judicial ha tenido contratiempos?
Soy representante legal del club y hay demandas en mi nombre en la Función Judicial. Dios no quiera que me intenten embargar como ya ocurrió con Joselito Cobo.
¿Ha pensado renunciar?
No lo he dicho todavía, pero lo he pensado. Hay momentos de debilidad que digo por qué me metí gratis en esta camisa de 11 varas y por qué tengo que aguantar insultos, de sufrir, o de estar a las cuatro de la mañana sin conciliar el sueño.
¿Existe desproporción en el salario del jugador?
Totalmente. No creo que el fútbol ecuatoriano tenga recursos para pagar sueldos de USD 40 000, 50 000 y 60 000 mensuales, eso es un sueño.
¿En las reuniones entre dirigentes se conversa sobre el tema?
Hemos conversado mucho. Ojalá entendamos la situación y acordemos poner un límite en los salarios, restricciones y reglas claras. He pedido que ningún jugador sea contratado por otro club mientras no tenga un acta de finiquito. En el congreso de la Ecuafútbol, de enero, voy a proponer una reforma del estatuto donde no haya reelección indefinida, vamos a ver quienes votan. Lo más difícil es ser coherente.